Pedro G. Paúl Bello Weblog

lunes, diciembre 10, 2012

ASUMIR LA RESPONSABILIDAD DE NUESTRO DESTINO. Pedro Paúl Bello En algunos escritos y en obras, una de las cuales que está por ser publicada, he insistido en aspectos de nuestra realidad como Nación y como pueblo. He calificado, la nuestra, como Nación invertebrada, que seguirá siéndolo mientras nos mantengamos dependientes, no ya de una potencia o fuente como lo fue la España que nos descubrió, conquistó y colonizó, sino de raíces que se hunden en realidades de nuestro pasado, porque, sin habernos deslastrado de esos antecedentes de manera real y no aparente, no hemos acompañado la Independencia que logramos con cambios sustanciales sobre nuestra manera de ser Nación, sino que hemos conservado, escondidas en nuestro presente, muchos rasgos, costumbres y conductas de nuestro pasado que, por cierto, no es muy lejano en el tiempo, como si lo es en los países llamados más desarrollados. El tiempo obra de manera muy importante en la evolución de todos los pueblos y, su paso, obra de manera muy importante en la transformación de todas la Naciones. Porque la historia de éstas, así como las de sus miembros integrantes, no es una mera sucesión de acontecimientos, hechos y sucesos, en virtud de que asimilan cambios que transforman formas de gobierno, usos y costumbres, así como conocimientos y maneras de ser y de actuar de las personas. Pero, en esta reflexión breve, no se trata de considerar hechos del pasado lejano o cercano, sino del presente que estamos viviendo, hoy, todos los venezolanos. La noche del pasado sábado, el ciudadano Presidente de la República se dirigió al país para exponer ante el país que el mal que le aqueja no le permitirá, “por ahora”, ejercer las funciones de su cargo, por lo que encargó al ciudadano Vicepresidente, señor Nicolás Maduro, para que se ocupara de tales funciones y, de seguida, informó que debe viajar de nuevo a Cuba para someterse a otra intervención quirúrgica que pueda devolverle su salud. De seguidas, el Presidente descubrió sinceramente sus naturales temores al respecto, en vista de lo cual propuso, claramente, que de no poder retornar al cargo para el cual fue reelecto el 7 de octubre pasado, recomendó que el candidato de su partido fuese el mismo señor Maduro, lo que acentuó con claro y contundente énfasis. Además, y siempre conforme al mandato constitucional (Art. 235), pidió el permiso de ley al Presidente de la Asamblea Nacional, señor Diosdado Cabello. Es de recordar que, conforme a lo previsto en el Artículo 233 constitucional, parágrafo segundo, se establece que “Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo…antes de tomar posesión (que sería, eventualmente, el caso del Presidente Chávez), se procederá a una nueva elección…dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente electo… se encargará de la Presidencia de la República el Presidente…de la Asamblea Nacional.” El Presidente Chávez se ajustó exactamente a las disposiciones constitucionales. Sin embargo --y de manera muy lamentable-- altos miembros de las Fuerzas Armadas, violaron de manera flagrante lo establecido en el Artículo 328 de la vigente Constitución, que en su inicio reza: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política…En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad policía alguna.”, han hecho pronunciamientos esencialmente políticos, como supuesto respaldo al Presidente. Por otra parte, la fracción oficialista que participa en la Asamblea Nacional, en vez de limitarse a considerar la solicitación de permiso para salir del país, desarrolló un vergonzoso debate cargado de señalamientos ofensivos hacia diputados opositores, así como a manifestaciones de carácter político que, una vez más, dejan mucho que desear al provenir de representantes de un pueblo que los eligió no para que formaran una suerte de gallinero, sino para que se ocupen de sus urgentes necesidades y del progreso de la Nación en aras del Bien Común General. En ese sentido, llamamos la atención de todos los venezolanos a fin de que asuman, como ciudadanos, la responsabilidad que todos tenemos de buscar y velar el bien de la Patria, que es el bien de todos, especialmente actuando con patriotismo verdadero en los actos comiciales y, superando el temor que proviene de amenazas, actúen sinceramente, sin atender ofertas de compras de conciencia que no son más que clásicas artimañas de quienes hacer de Venezuela, no una bendita tierra de gracia de ciudadanos y democracia, sino una Nación de esclavos sometidos a la opresión de un régimen comunista y totalitario.