Pedro G. Paúl Bello Weblog

domingo, noviembre 12, 2006

ANTE LA HORA CERCANA

Al acercársenos el 3D y el normal agitarse de dudas y temores, debemos los venezolanos todos -y no sólo quienes, demócratas, aspiramos a superar la amenazante situación levantada, paso a paso, por el régimen que se ha hecho de todo el poder en el país- asumir, en primer lugar, una conducta serena que nos permita recorrer todas las condiciones que favorecen nuestras intenciones y todos los obstáculos que conforman esa amenaza.

La primera y gran condición positiva es la del logro de la unidad alcanzada por el pueblo opositor. Unidad construída en torno a quien ha demostrado ser un gran candidato: Manuel Rosales.

Las características personales de Rosales le han facilitado llegar rápidamente al corazón y a la conciencia de la gran mayoría de los venezolanos. El Candidato es un político llano. No aspira a ser líder mundial. No se cree portento de la sabiduría y no expone con baratas citas esa creencia. Es un ser sencillo, directo en su lenguaje y de fáciles respuestas que desconciertan a sus oponentes, pero sin ofenderlos. Es un hombre de paz, que no habla de fusiles, ni de batallones o pelotones. Que no insulta ni amenaza; que ofrece reconciliación a los venezolanos en vez de odios y muerte. Su mente es equilibrada, como lo es la expresión de sus sentimientos y de su valor y coraje... en fin, es un ser humano normal, con digna esposa una y bella familia.

Otra segunda condición es la de que Rosales tiene un equipo sólido. Quizás Teodoro, quien es político que conoce su asunto, se dio cuenta de esta importante circunstancia. Se trata de un equipo serio, que no está inventando soluciones mágicas o inexistentes para los problemas que debe afrontar, entre ellos -el más importante en la presente etapa electoral- el de los multiples, tramposos y tortuosos vericuetos electorales que, sin cesar y constante, va inventando este gobierno. He podido observar, de manera personal y por los medios de comunicación, que ese equipo -y por supuesto el Candidato- tienen plena conciencia de las dificultades propias del terreno en el que están actuando.

Esto, en poco tiempo, lo ha constatado el país todo y ello explica el desborde del apoyo que ha brindado a Rosales en tan poco tiempo de campaña. No tengo en la memoria caso anterior parecido. Las campañas electorales del pasado democrático alcanzaron momentos de grandes movilizaciones ciudadanas y en varias de ellas fue notable el apoyo multitudinario en favor de ciertos candidatos que luego fueron electos, pero jamás eso se produjo en apenas dos meses como en este caso de Manuel Rosales. Claro está, con la sola excepción de la elección de Rómulo Betancourt en 1958, cuando la democracia venezolana vivió, como hoy, el riesgo de perderse.

El impresionante y contundente apoyo que el país ha dado a Rosales es garantía segura de éxito electoral. Desechen los números de encuestas que, en ese sentido, puedan preocuparles. Pienso que si los responsables de las mismas se tomaran el tiempo de analizarlas debidamente, sería mucho menor la confusión que generarían. Creo sea deber de sus realizadores el no limitarse a la presentación de números fríos, sino el de realizar análisis en profundidad sobre lo que muestran las preguntas que muchas veces acompañan a tales números. Es como si un ingeniero, para el ejemplo de suelos, hace unas perforaciones para determinar la capacidad de resistencia en un terreno determinado. Las pruebas directas sobre las áreas de apoyo de las fundaciones de un edificio pueden arrojar resultados aparentemente satisfactorios respecto a la resistencia del suelo en dichos lugares. Pero el ingeniero no podría omitir en su informe al cliente que existiera un estrato de arcilla expansiva bajo la profundidad alcanzada por sus exploraciones y que cursos de agua subterránea pudieran modificar las condiciones de estabilidad general del suelo. Igualmente, se podría pensar en un ejemplo similar en el caso de un médico, de un economista o de otro tipo de profesional.

¿Y qué dicen las encuestas en sus preguntas "complementarias" que no son las meras declaraciones de intenciones de votos cuantificadas? ¿Cuál es la respuesta a preguntas como la de si los encuestados desean para Venezuela el modelo cubano? ¡Más del 90% responde negativamente! Lo mismo cuando se pregunta sobre el tema de una educación ideologizante; o de la aceptación del comunismo como sistema político, económico y social para nuestra Patria; o de la asunción por parte del Estado de la formación privativa de nuestros hijos; o sobre el control o incumbencia sobre nuestras maneras de practicar nuestras fe religiosas; o sobre el apoyo o rechazo a la propiedad privada; o sobre la inseguridad que vivimos o sobre la pobreza que padece la inmensa mayoría de nuestros compatriotas.

¿Es posible, acaso, aceptar, que con las respuestas absolutamente negativas a esas preguntas, el candidato oficial, "el tipo", pueda tener 40%, 50% o más como porcentajes favor del candidato comunista, rojo rojito a confesión suya? ¡No señor! No es posible. Y no digo que mientan los encuestadores, pero si que entiendo que su deber profesional les impone explicar, como debido, esas preguntas y sus significados en el contexto electoral de lo que se avecina para el 3 de diciembre.

Lo anterior no quiere decir que haya yo abandonado lo que he sostenido desde 1997: que éste es un proyecto para instalar definitivamente en nuestro país libertario un sistema totalitario de gobierno de signo comunista estaliniano con todas las características propias de dichos regímenes, comunes al fascismo y a todo modelo totalitario; que éste es un horrendo propósito para, con el apoyo económico y la posición geopolítica de Venezuela, desatar, en la humanidad toda, una guerra bihemisférica, que enfrente al Sur pobre y subdesarrollado (en vías de ulterior subdesarrollo) a un Norte cada vez más desarrollado y avanzado en todas las manifestaciones de la cultura y del saber y, en particular, en las ramas de la ciencia y la tecnología, al mismo tiempo que enfrentar un Oriente que se siente cultural y religiosamente menospreciado por un Occidente altivo e insensible a sus necesidades humanas y espirituales.

Tampoco quiere decir ésto, que crea ahora que la vía electoral es un camino libre de obstáculos, de trampas que ya hemos experimentado y de graves amenazas contra las vidas de todos nosotros, quienes combatiremos hasta el fin contra este alocado "proyecto". No. Pero si siento que en Manuel Rosales hemos ¡al fin! encontrado ese ARIETE, que puede derrumbar la puerta de la fortaleza en la que se atrinchera el régimen, siempre que cuente con todo nuestro apoyo, nuestro irrestricto apoyo, en la calle o dónde sea, para librar a Venezuela del horror que la amenaza.

¿Nos atreveremos? ¡Tengo la convicción de que si lo haremos!