Pedro G. Paúl Bello Weblog

jueves, marzo 02, 2006

NO ES POLÍTICA FICCIÓN

NO ES POLÍTICA-FICCIÓN






En la primera mitad de la década de los años 60, Fidel Castro, ya auto-declarado comunista y apoyado por la fenecida Unión Soviética y ante el conflicto armado en Vietnam, urdió, con la inspiración “profética” de Ernesto Guevara, el Ché, un plan subversivo en el subcontinente hispano-americano tal que, en aquel momento, significara para los Estados Unidos una guerra aún más desastrosa de lo que lo fuera para la potencia la que se desarrollaba en Vietnam.

Tal plan, denominado en algunos documentos de la época como de “la media luna” (pues el conflicto armado debía inciarse en el sudeste de Bolivia (Departamentos de Santa Cruz y Chuquisaca), desde allí ir ascendiento, dibujando una suerte de media luna, por las regiones orientales y amazónicas del Perú y Ecuador, el sur-este de Colombia para, finalmente, rematar en Venezuela.

De esta forma, penetrando en las zonas más pobres de América del Sur y con el supuesto (equivocado) de que la subversión contaría con el apoyo expontáneo de las poblaciones marginales y explotadas de las selvas y las regiones rurales más pobres de esos países, las fuerzas rebeldes, que se verían muy reforzadas al incorporarse muchos voluntarios de estas poblaciones, podrían ir lograr grandes refuerzos para tomar el poder en sus respectivos países y así desafiar a la potencia norteamericana en lo que sería un conflicto como el de un Vietnam multiplicado por varios países beligerantes, a los cuales se unirían, por solidaridad latinoamericana, otros países del sur y centro de América:

El más grande de los poderes imperialistas siente en sus entrañas el desangramiento provocado por un país pobre y atrasado y su fabulosa economía se resiente del esfuerzo de guerra”. (E. Guevara. “Mensaje a los pueblos del Mundo”. Rev. Tricontinental, 16 abril 1997).

“...el imperialismo se empantana en Vietnam, no halla camino de salida y busca desesperadamente alguno que le permita sortear con dignidad este peligroso trance en que se ve...”(Idem)

“...Y, a nosotros, explotados del mundo, ¿cuál es el papel que nos corresponde? Los pueblos de tres continentes observan y aprenden su lección en Vietnam. Ya que, con la amenaza de guerra, los imperialistas ejercen su chantaje sobre la humanidad, no temer la guerra es la respuesta justa. Atacar dura e ininterrumpidamente en cada punto de confrontación, debe ser la táctica general de los pueblos...” , “...Pero, en los lugares en que esta mísera paz que sufrimos no ha sido rota, ¿cuál será nuestra tarea? Liberarnos a cualquier precio...” , “... Es el camino de Vietnam; es el camino que deben seguir los pueblos; es el camino que seguirá América...” (E. Guevara, op.cit.).

Antecedentes como éste, reforzados por buena cantidad de información acumulada por todos, hicieron posible que, en Roma y a fines del 2001, cuatro Pedro[1] pudiéramos escribir por estas redes virtuales un artículo que titulamos “No ser ingénuos”, en el que esbozábamos la realidad que veíamos y que entonces estaba desarrollándose, pero cuyas líneas salientes hoy resaltan con fuerza.

El planteamiento central de ese artículo era la clara percepción que teníamos de que Fidel Castro, a esta altura de su vida, no quería rendirla sin revivir el fracasado proyecto de “la media luna”, para sustituirlo por una pavorosa guerra bihemisférica que pondría al Sur pobre contra el Norte rico y al Oriente, que se siente culturalmente desplazado y menospreciado, contra un Occidente que presume de superior.

La nueva versión, era obvio, tendría por centro e inicio a Venezuela, menos por razones de apoyo político popular, que por el inmenso caudal de dinero que nuestro subyugado Presidente podría aportar al “proyecto” y, desde luego, por la estrategia ubicación geo-política de nuestro país, así como por sus vinculaciones, a través del negocio petrolero con el mundo árabe, más los estrechos lazos de alianza que, desde los años 80, ya tejía Chávez con líderes como Hussein, Ghedaffi, Jomeini y otras figuras de perfil semejante en su odio contra los Estados Unidos de América.
“...El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal...” (Idem)

“...América constituye un conjunto más o menos homogéneo y en la casi totalidad de su territorio los capitales monopolistas norteamericanos mantienen una primacía absoluta...”, “...las tropas yanquis están dispuestas a intervenir en cualquier lugar de América donde el orden establecido sea alterado, poniendo en peligro sus intereses...”, “...las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo —si alguna vez la tuvieron— y solo forman su furgón de cola...” (E. Guevara, op.cit.).
Cuando el Ché Guevara escribe ese Manifiesto vive América Latina una fuerte efervescencia revolucionaria si bien ya los gobiernos democráticos de Venezuela habían pacificado casi todo el país:
“...la lucha en América adquirirá, en su momento, dimensiones continentales...”, “...En América Latina se lucha con las armas en la mano en Guatemala, Colombia, Venezuela y Bolivia y despuntan los primeros brotes en Brasil. Hay otros focos de resistencia que aparecen y se extinguen. Pero casi todos los países de este continente están maduros para una lucha de tipo tal, que para resultar triunfante, no pueda conformarse con menos que la instauración de un gobierno de corte socialista...”(Idem).
En el mismo documento, Guevara hace un breve análisis de la situación en el resto de los Continentes, en la que muestra –con la sola excepción de Europa- un gran optimismo por las posibilidades de que también en Asia y África, y también en Oceanía, se produzcan importantes subversiones capaces de derrotar al imperialismo uy al capitalismo en escala mundial.
Ninguna persona que tenga acceso a este medio puede, en el día de hoy, alegar ignorancia por mala información sobre lo que está sucediendo en Venezuela. En estas redes y también en la prensa escrita, circula información que, en el caso del primer medio es muy abundante, sobre una serie de manifestaciones por parte de la comunidad internaciona (muy paericularmente los Estados Unidos) sobre lo que ocurre en neustro país. Como muestra de ello copio algo que recibí en el día de hoy:
“Las agencias de inteligencia mundiales que operan en Venezuela
.... en el documento nuestra fuente argumenta que los Kansas del Mossad (agentes), aunque en un número restringido, estaban en Venezuela protegiendo las inversiones de sus ciudadanos; llegaron en mayor número a nuestro país con el tema de la creación de la bolsa de diamante en el Estado Bolívar. El primer propósito fue proteger una posible ganancia por venta del diamante Venezolano cercana a los dos mil millones de dólares USA, pero se consiguieron con la incursión de miembros de inteligencia del SIC (Servicio de Inteligencia Chino), el DGI cubano que según estos suma cerca de mil agentes activos en Venezuela dispersos por toda la geografía nacional. De igual forma señalaron las operaciones del BND de Alemania, del DGSE de Francia, estos siguen en Guayana el rastro a la salida de uranio de Venezuela hacia el Medio Oriente. Reseñan que los agentes de la CIA, de los servicios canadienses, los británicos como M16 hasta el Mukabarat jordano, que es el mejor servicio árabe, habrían confirmado tal existencia, estando ubicados los mayores depósitos de uranio en Venezuela en el Macizo Guayanés, también en el Macizo de Perijá, en la región del Caño El Tigre, en el Amazonas venezolano, en el Sinaruco, en los llanos centrales. El informe indica que las zonas con mayor actividad de extracción de uranio son la de Roraima, las cabeceras de los ríos Paragua y Caroní, en el Municipio Sucre, en Ciudad Piar, entre otras”.

Para muchos es claro el papel que juega el Foro de Sao Paolo, fundado a instancias de Fidel Castro y reunido por primera vez en la ciudad de su nombre en 1990. Este Foro, que reune todas las expresiones de la izquierda latinoamericana, desde los grupos moderados hasta los más radicales, es el organismo de apoyo de la subversión continental, fuente de insumos ideológios y de financiamiento. A sus reuniones se incroporó Hugo Chávez Frías tan pronto dejó la cárcel de Yare en 1994.

También son evidentes los movimientos que realiza el gobierno venezolano con la obvia intención de prepararse para un conflicto bélico: aumento desproporcionado de integrantes de la reserva militar, compra de 100 mil fusiles kalasnikov, helicópteros, aviones caza de reacción, etc. Y a tales movimientos se añade la sistemática actitud de ofender personalmente a los más importantes miembros del gobierno norteamericano, comenzando por el más importante, el Presidente George W. Bush, calificado hoy, por cierto, por el Vice-presidente Rangel como integrante de “la canalla” que gobierna a los Estados Unidos y jefe de la “banda de los cuatro” (Bush, Cheney, Rumsfeld y Negroponte).

En esta misma fecha recibí, también, un artículo de John Sweeney, especialista en análisis geopolíticos sobre América Latina, cargo que desempeñó trabajando al servicio de Stratford y acaba de responder a George Friedman, director de Stratford (su ex-jefe), quien escribió un “geopolitical intelligence brief” con el título en inglés de “The United States and the ‘Problem’ of Venezuela”, que concluye con la expresión: “there really isn’t a problem”.
Friedman escribió: “From the American point of view, Chavez -- like Castro -- is simply a nuisance, not a serious threat”, a lo que Sweeney responde: ”In fact, Secretary of State Condoleezza Rice recently told U.S. legislators that Chavez is the greatest threat today to economic and democratic stability in Latin America”. Y la reciente publicación del Quadrennial Defense Review –apunta Sweenwy- “explicitly mentions Venezuela as a threat to regional stability, but does not mention Cuba or any other Latin American country”. Y continúa: “Chavez and Castro are also aligned closely with Iran, Syria, the Democratic People’s Republic of Korea (DPRK) and, most recently, Hamas in the Palestinian territories. The Chavez government not only has purchased weapons from Russia, but has also been in secret talks with Pyongyang to buy conventional infantry weapons”.

Luego de señalar la numerosa presencia de personal ideologizado cubano en Venezuela (más de 40 mil personas adiestradas) y unos 200 integrantes de “tropas de operaciones especiales” para entrenas tropas élite de la FAN en tácticas y estrategias de insurgencias asimétricas que, según su propia afirmación “forma el corazón de la nueva doctrina bolivariana de eguridad nacional” Sweenwy señala el numeroso despliegue ennuestro país de personal sirio e iraní, así como grupos en constante crecimiento ligados al Hamas palestino y también del Líbano. Sweeney dice, igualmente, que es tan importante la influencia del radicalismo islámico en Venezuela, que el Canciller venezolano Rodríguez Araque se reune rutinariamente con los dos más radicales Imanes en Venezuela, a quienes consulta sobre las acciones diplomáticas de Venezuela en el Medio Oriente. Finalmente, para subrayar el grado de la amenaza que representa Venezuela para los Estados Unidos, Sweeney concluye informando que Chávez apoya y participa en los programas nucleares de Irán (para el cual explota uranio en zonaidentificada del Estado Bolívar) y Korea, pues espera poseer uno o dos misiles nucleares y sus sistemas de lanzamiento “to have a credible nuclear deterrent against the U.S”.

“...En definitiva, hay que tener en cuenta que el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y que hay que batirlo en una gran confrontación mundial..”, “...Al enfocar la destrucción del imperialismo, hay que identificar a su cabeza, la que no es otra que los Estados Unidos de Norteamérica...” (E, Guevara, Op. Cit.)

Esta situación es realmente seria. Vale la pena que, próximamente, hagamos algunas reflexiones sobre el contenido y significado de ese “corazón” de la doctrina bolivariana de seguridad nacional que es la llamada “guerra asimétrica”.






[1] Pedro Freites Romero, Pedro Raúl Villasmil Soulés, Pedro Paúl Betancourt y Pedro Paúl Bello.