Pedro G. Paúl Bello Weblog

viernes, abril 28, 2006

¡NI UN PASO ATRÁS!

La designación del nuevo CNE, supuestamente por parte de una Asamblea Nacional de muy discutible legitimidad; caracterizado por un tono político monocolor; en el ambiente de un "show mediático", como les gusta decir a los oficialistas; y pre-anunciado por la prensa roja varias horas antes de la "decisión" de la Asamblea, demuestra palmariamente lo que todos sabíamos pero muchos se negaban a aceptar: no hay posible salida política en las urnas electorales.

El Fhürer ha decidido: no se expone; no hay diez millones de votos; ni seis tampoco; y creer en cuatro es muy riesgoso, por muy que las encuestadoras amigables proclamen que su aceptación es del 60 por ciento: ¿Y si mienten para engañarlo?
El Fhürer urla: ¡NI UN PASO ATRÁS! Y dándose cuenta que actúa como cualquier escuálido de Altamira, añade "con las elecciones". Y replica: "¡hasta el 2030!". Es un ukase: no se discute.

La voz y la actitud de la oposición en sus acciones debe ser única por unitaria.

¡NI UN PASO ATRÁS! con la selección del candidato único, aunque, a la postre, no se concurra a las elecciones del 3 de diciembre.

¡NI UN PASO ATRÁS! en la protesta contra la imposición de un nuevo CNE rojo y la no aceptación del mínimo de condiciones indispensables para garantizar la transparencia y legitimidad de los comicios.

El número Uno, seleccionado como candidato, será el Jefe de la oposición y su responsabilidad será conducir la protesta hasta vencer. Hasta alcanzar elecciones legítimas. Hasta derrotar la tiranía totalitaria. Hasta liberar a Venezuela.

En esta negra hora de la Patria, no es posible saber hacia dónde se dirige nuestro destino. No puede servirnos como consuelo el saber que no vamos solos, sino acompañados. Los más próximos de nuestros vecinos, pueblos en los que corre sangre como la nuestra, batallan también en medio de estas turbias y turbulentas aguas que amenazan con arrastrarnos al fétido fondo de sus profundas oscuridades. Aguas formadas de populismos, autoritarismos, resentimientos, ignorancias y miserias.

Al comienzo, fue la ignorancia la que signó el atraso. Entonces el diagnóstico fue: estancamiento. En la presente aurora del siglo XXI, es la miseria la que impone la violencia.

Pero no nos vamos dejar arrastrar: ¡Remontaremos las profundidades! ¡Respiraremos los aires puros de las alturas! ¡Conquistaremos los cielos de las libertades que otra vez generamos!

Ese es nuestro reto, el reto de todos los venezolanos hijos dignos de su patria, de su sangre y de su herencia libertaria.

¡NI UN PASO ATRÁS!