Pedro G. Paúl Bello Weblog

domingo, abril 30, 2006

UNA VERSIÓN MÁS CERCANA A LA VERDAD, A LA JUSTICIA, A LA CARIDAD Y A LA LÓGICA

No como en las versiones oficiales, sesgadas por el interés político en desacreditar a la institución más valorada por los venezolanos, rebosantes de odios y cargadas de morbo, lo que ocurrió en la trágica madrugada del pasado sábado 22 de abril debe parecerse a lo siguiente:

a) El Padre Piñango abandona la reunión familiar a la que concurrió esa noche del 21 a 22 de abril y toma la camioneta de la CEV que utilizó para ir allí, en compañía de algunos familares cercanos, el último de los cuales dejó en la casa de éste ubicada en los Jardines del Valle.
b) Continúa, entonces, conduciendo el vehiculo para regresar a Montalbán, donde está la sede de la CEV en la que él habita (y no va con ninguna persona a buscar “diversión” en Las Mercedes, como, sin base alguna, lo ha afirmado una de las versiones oficiales).
c) En algún momento del recorrido, quizás próximo aún, o nó, a los Jardines del Valle, de alguna manera es interceptado (i. Sea porque le es bloqueado el camino por algún vehiculo que lo perseguía; ii. Sea porque alguna persona le pide una “cola” y, generoso, se la da y permite que la persona ingrese en la camioneta; iii) Sea porque alguna persona le ofrece un papel, una propaganda; iv) Sea porque estaciona y desciende un momento para tomar un café, pues seguramente tenía sueño y estuvo celebrando durante la fiesta).
d) En cualesquiera de las cuatro hipótesis anteriores, el Padre es afectado por los efectos de una droga (burrundanga o escopolamina , como resultó ser). (Ignoro si el lector sabe cómo funcionan estas drogas. Conozco una persona quien detuvo su vehiculo una noche de viernes, por cierto, en una panadería del Este de la ciudad en la que pensaba compraría pan y queso para llevar a la casa. De alguna manera que no recuerda, recibió contacto con la droga y perdió todo sentido. El autor o autores del hecho lo depositaron, no se sabe cuándo, en una acera de la urbanización La Floresta, lugar en el que le rescató la policía de Chacao para llevarlo a la asistencia de emergencia de la Alcaldía y avisó, pues le habían dejado solamente una tarjeta que lo identificaba e indicaba su teléfono. Esta persona apenas recuperó cabalmente el sentido el día lunes. Entonces se percató de que había sido despojada de todas sus pertenencias, incluyendo el vehículo.).
e) De seguida, el secuestrador llevó al Padre al Hotel pero concurrió solo ante la recepcionista, mientras dejó al Padre inconsciente en la camioneta (solo o con algún o algunos cómplices si los tenía) y en algún momento oportuno, trasladó al Padre, inerte por efecto de droga, a la habitación que había alquilado (y no como tendenciosamente afirma una versión oficialista, según la cual fue el Padre quien alquiló la habitación, subió a ella y, se supone, esperó a quien sería su asesino). Ésta, por lo demás, es la versión recogida directamente en el hotel (y transmitida por TV a todo el país) por la CICPC, actuando personalmente su subdirector Vicente Álamo. En su declaración recogida en esa oportunidad , la recepcionista del hotel afirma categóricamente, no haber nunca visto al Padre y sólo haberse entendido con quien después fuera su asesino, a quien describió en sus características físicas, descripción que, supongo, sería la base del “retrato hablado” que circuló por los medios de comunicación.
f) El secuestrador salió, lo afirmó la gente del hotel, para prorrogar el alquiler de la habitación y abandonó el hotel usando la camioneta.
g) Posteriormente, se conoció lo de su posible presencia en un Estacionamiento del Este, del cual quiso retirar la camioneta, pero no le fue permitido. Concurrieron dos personas, lo que refuerza la hipótesis de haber actuado acompañado y la posibilidad de que el Padre haya sido secuestrado y obligado a permanecer en su vehículo.
h) Nada de lo que ocurrió en la habitación, desde el momento no conocido del ingreso en ella del Padre hasta el de su muerte, puede saberse por vía de testimonio o de observación.
i) Lo que se encontró en la autopsia del Padre, se encontró (a reserva de que sea verdad que se encontró, reserva que procede, sin duda, ante un caso que ha tenido avatares tan contradictorios como éste, en los que el Fiscal General de la República se permitió nada menos que desautorizar, públicamente, al Cuerpo Científico de Investigación en las personas de sus directores) . De lo encontrado hay lugar para inferir hechos, pero no acciones. Por ejemplo: es un hecho verdadero que el Padre, de alguna manera, ingirió droga (burrundanga), pues se encontró en su cuerpo. Pero no es una acción verdadera la supuesta de que “él haya tomado la droga”. Como es también un hecho verdadero que él estuvo en la habitación del hotel, pero no es una acción suya verdadera que él “haya entrado por su voluntad”. Lo mismo se extrapola a todo lo demás que en su cuerpo se haya encontrado y sobre las demás cosas o efectos que se hayan encontrado en ese cuerto de hotel.
j) El ser humano fue dotado por Dios, su Creador, de libertad interior o libre albedrío. Ese don es un dato o nota constitutiva de la esencia del ser humano en general y de cada una de las personas humanas en particular. Todos los actos de una persona son actos morales, en el sentido de que son realizados con esa libertad interior que activa su propia voluntad y, también con razón que es otro don de Dios, esto es, racionalidad para ejercer el acto. De cada acto moral que realiza, la persona es responsable: rinde cuenta de dicho acto, y se hace acreedora de méritios si realiza un acto meritorio o de sanciones, si se trata de un acto condenable. Ahora bien, si la coacción externa impide u obliga la realización del acto, la libertad queda suspendida y la voluntad no concurre al acto; lo mismo, si por alguna causa, la racionalidad queda suspendida (por burrundanga) si no puede ser ejercida en un acto. No estamos ya ante un acto moral, porque o no es libre o no es racional, o ambos casos, como parece ser en el triste hecho que cercenó la vida del Padre Piñango.

En todo caso, tanto el asesino que segó su vida, como los detractores que trataron de cancelar su fama, han hecho un grande favor a la Iglesia en Venezuela y a toda la catolicidad venezolana: han abierto la posibilidad -si se cumplen condiciones y corresponden los hechos- de que hayan regalado su primer mártir a nuestra Iglesia.