Pedro G. Paúl Bello Weblog

miércoles, enero 16, 2008

CARADURISMO

Hay que tener caradura, verdaderamente, para ser parte de un gobierno que ha violado toda suerte de derechos a los ciudadanos, incluyendo derechos humanos, y sostener que Simonovis, Forero y Vivas y los ocho agentes de la Policía Metropolitana, sin pruebas de ninguna naturaleza, no puedan beneficiarse de la amnistía decretada pues se trataría de reos por violación de derechos humanos.

Las voces que, desde el sector oficial, se engolosinan al pronunciar, con gran elocuencia, que los funcionarios y agentes de la PM no serán cubiertos por la amnistía, son las mismas que guardaron “elocuente” silencio cuando, después de aprobado el ya olvidado “Acuerdo entre la Representación del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y los Factores Políticos y Sociales que lo apoyan y la Coordinadora Democrática”, dejaron, para la papelera de la historia, el punto 11 de dicho instrumento jamás utilizado, que rezaba: “Exhortamos a los grupos parlamentarios de opinión representados en la Asamblea Nacional a concluir la Ley para la conformación de la Comisión de la verdad, a fin de que la misma coadyuve en el esclarecimiento de los sucesos de Abril de 2002 y coopere con los órganos judiciales para que se establezcan las debidas responsabilidades y se sancione a los culpables”.

Nunca se conformó la tal Comisión de la Verdad. La verdad de lo que ocurrió el 11-A no puede esperarse de boca oficial. Los comunistas son especialistas en el “arte” de engañar, de ocultar la verdad. Suelen manejar algo que es aún peor que la mentira: la verdad a medias, que confunde y desorienta. Por supuesto que hubo violación de derechos humanos el 11 de abril de 2002, día del fracasado autogolpe que, tragicamente se convirtió en realidad, para volver después al mismo resultado previsto en su diseño original. ¿Quién fue el causante fundamental de las dolorosas 19 muertes de venezolanos en aquel funesto día? Quien haya escuhado o leído el diálogo de ese día entre “Tiburon 1” y sus otros “tiburones” lo sabe. ¡Allí sí que hubo derechos humanos violados!

Presuntamente, el Presidente y su alto gobierno habían ideado el ardid de fingir un golpe de Estado con el propósito de descubrir a oficiales y civiles que les adversaban y que, seguramente, aparecerían en escena. De hecho, luego del desencadenamiento de los hechos y sin aparente vinculación con ellos, un grupo de oficiales se presentó por televisión y algunos de ellos trataron de participar en el gobierno provisional que encabezó el Dr. Pedro Carmona Estanga, una vez que éste fue designado como Presidente Provisional.

Los periodistas Sandra La Fuente y Alfredo Meza publicaron en noviembre de 2003, un libro titulado “El Acertijo de Abril”, ( Ed. Melvin, Caracas, Colección Actualidad DEBATE) con numerosos datos y pruebas de estos acontecimientos. Igualmente, muchos documentos contienen contundente información al respecto, en particular, la interpelación del Gral. Rosendo ante la Asamblea Nacional y otros más.


¿Y que decir de los responsables de administrar justicia? Infelices, carentes de toda grandeza y honorabilidad. De ellos podría repetir aquello de Lactancio: “Aunque tuviera cien bocas, cien lenguas y una voz de hierro, no llegaría a expresar todas las formas de crímenes, ni a enumerar todas las formas de suplicios que los jueces (injustos) infligen a los justos y a los inocentes”.