Pedro G. Paúl Bello Weblog

lunes, mayo 15, 2006

COMENTARIOS AL ARTICULO -UN LOCO SUELTO- DE MARIA CLARA OSPINA



Es de la mayor importancia el contenido de este artículo de María Clara Ospina, analista colombiana, sobre la personalidad y actuaciones del Presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías.

Ospina inicia su escrito con la expresión "Hugo Chávez habla y actúa, cada vez más, como un 'loco suelto' ".

Me voy a detener en consideraciones sobre esta frase realizadas a la luz del pensamiento expresado hace algún tiempo, en televisión y por el programa “Grado 33” de Globovisión, por algunos reconocidos profesionales venezolanos de la psiquiatría, en la idea de alcanzar luego algunas consideraciones de naturaleza histórica, constitucional y política. Los Doctores Robert Lespinasse, Luis José Uzcátegui y Franz Delgado Senior expresaron entonces y por separado, que lo de Chávez no es una enfermedad, sino que se trata de "trastornos psíquico-patológicos". Son características vitalicias e inmodificables, afirmaron. El personaje observado (externamente, supongo) por los psiquiatras presenta, a juicio de ellos, una conducta que se caracteriza en general por: inmadurez, impulsividad y egocentrismo.

Se trata de una "personalidad sociopática" con fuertes ragos de narcisismo. No se encuentran, en este tipo psicológico, "sentimientos ni capacidad de amor". Sus afectos son utilitarios, es decir, los utiliza "mientras le sirven".

Posee una gran capacidad histriónica: es seductor y dramatizador; tiene un inmenso poder comunicacional. No existe coherencia entre su palabra y su conducta la que fácilmente se torna violenta, sin medida de sus actos ni prudencia alguna.

El sociópata presenta en general los siguientes síntomas:
Desprecio por valores y normas.
Mendacidad habitual.
Carencia de sensibilidad.
No aprende por experiencias vitales anteriores.
Carencia de relaciones afectivas estables.
Bajo umbral para la frustración.
Descargas de ira cuando no son satisfechos sus deseos y órdenes.
Odios y deseos de venganza.
Agresividad cuando las cosas no se hacen como quieren, aún por sobre normas y costumbres.
Históricamente, recordaron algunos casos de sociópatas en posiciones de poder:
Bucarán (ex presidente de Ecuador, de trastorno bipolar con euforia: incapacidad mental; desprecio por la burgesía).
Fidel Castro.
Hussein.
Torquemada.
Hitler.

Suele estar presente la búsqueda intensa de un padre. En el caso de Chávez puede recordarse su relación anterior con Miquilena y la presente con Fidel Castro.

El narcisismo suele llevarlos a:
· Exagerar logros y capacidades.
· Fantasías de éxito y poder.
· Creerse únicos.
· Exigir gran admiración.
· Ser pretenciosos, arrogantes y soberbios.
· Explotar a los demás.
· Ausencia de identificación real con los sentimientos de otros.
· Tener envidias y sentir que se les envidia.
· No importarles destruir lo que sea y al costo que sea.
· Agresividad que destruye los países.
· Dividir y hacer que la gente descargue sus culpas sobre los demás.

Hay una escena de la vida de Hitler que vale la pena añadir a estas reflexiones. La tomo del libro "Los últimos días de Hitler" del oficial británico de inteligencia H.R. Trevor-Roper, a quien se le confió relatar los últimos acontecimientos ocurridos durante la caída del Tercer Reich:

"Cuando él (Hitler) se veía contra el telón de fondo de la historia, cuando su imaginación había sido calentada y su vanidad intoxicada con la adulación y el éxito, y se levantaba de su modesta cena de pastel de vegetales y agua destilada para saltar sobre la mesa e identificarse con los grandes conquistadores del pasado, no era como Alejandro, o César o Napoleón que deseaban ser celebrados, sino como la reencarnación de esos ángeles de la destrucción: Alarico, el saqueador de Roma, Atila, "el azote de Dios", de Gengis Khan, el líder de la Horda Dorada. En uno de esos estados de ánimo mesiánicos declaró: 'No he venido al mundo para hacer mejores a los hombres, sino a hacer uso de sus debilidades'. Y conforme a este ideal nihilista, este amor absoluto por la destrucción, él destruiría, si no a sus enemigos, entonces a Alemania y a sí mismo, y a todo lo que pudiera involucrarse en las ruinas. 'Aun si no pudiéramos conquistar' --había dicho en 1934-- 'deberemos arrastrar medio mundo a la destrucción con nosotros, y no dejar que nadie triunfe sobre Alemania. No habrá otro 1918. No nos rendiremos'. Y de nuevo: '¡Nunca capitularemos! ¡No! ¡Nunca podremos ser destruidos, pero si lo somos, arrastraremos un mundo con nosotros, un mundo en llamas!'. Ahora, en su odio positivo del pueblo alemán, que le había fallado en sus planes de megalómano, regresaba al mismo tema. El pueblo alemán no era digno de sus grandes ideas: por tanto, que perezca por completo. 'Si el pueblo alemán va a ser conquistado en la lucha' --dijo a una reunión de Gauleiters en agosto de 1944-- 'entonces ha sido demasiado débil para enfrentar la prueba de la historia, y sólo era apto para la destrucción'.Ésa era, por consiguiente, la respuesta de Hitler al desafío de la derrota. En parte era una respuesta personal; el gesto vengativo de un orgullo herido".

En el archivo adjunto incluyo un artículo de la Dra. Médico Psiquiatra María Cristina Ortega en el que la autora. coincidiendo con los planteamientos anteriores de los psiquiatras referidos abunda sobre el mismo tema y, además, otro artículo que escribio el propio Dr. Francel Delgado Senior, pero que, con ellos en el texto, no he querido añadirlos a esta página para no hacerla excesivamente larga. Veamos ahora el aspecto constitucional que está en relación con las anteriores consideraciones:

Todas, o casi todas, las constituciones del planeta – y la venezolana vigente no es la excepción -- incluyen previsiones para el caso cuando el primer mandatario se ve afectado por situaciones o enfermedades que limitan su capacidad mental. A mi manera de ver, estas opiniones hechas públicas, y provenientes de médicos psiquiatras tan calificados en el país, justificarían plenamente que la oposición promoviera la verificación de las mismas, no solamente en orden a buscar una nueva alternativa para superar la crisis política de Venezuela, sino para garantizar a los venezolanos la paz y la armonía con las naciones hermanas del Continente y con todos los pueblos del mundo que ven en el Primer Mandatario nacional una grave amenaza contra la paz mundial.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 233, reza lo siguiente: “Serán faltas absolutas del Presidente o Presidenta de la República: su muerte, su renuncia o su destitución decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justricia, su incapacidad física o mental permanente certificada por una junta médica designada por el Tribunal Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea Nacional....”

La declaración de falta absoluta del Presidente en ejercicio implica que, si se produce dentro de los primeros cuatro años de su período presidencial, se procederá a realizar, en los treinta días consecutivos siguientes, una nueva elección universal, directa y secreta para elegir a un nuevo Presidente, o si ocurre en los últimos dos años del período, éste será completado por la persona que ejerza la Vicepresidencia Ejecutiva de la República.

Sin dudas, muchos alegarán que estoy tratando sobre una materia ímproba, por cuanto el TSJ y la AN son organismos del Estado absolutamente controlados por Miraflores, y ello es cierto. Pero nadie podrá negar que no es menos ímprobo el esfuerzo de vencer en unas elecciones con un CNE no menos dócil a la voluntad presidencial y, sin embargo, hay que tratarlo poniendo toda la voluntad en ese empeño. Situaciones de esa naturaleza suelen esconder o propiciar alternativas insospechadas que pueden conducir al logro de los fines deseados.

Pienso que la comunidad mundial de naciones y, muy particularmente la comunidad de todas las Américas, verían con ojos de agradecimiento el verse libradas de una pesadilla que en mucho evoca la de la Alemania de los años 30, cuando la tolerancia ingénua y la falta de valor y responsabilidad de algunos de los gobernantes más importantes de entonces, sumieron al mundo en una tragedia que cobró decenas de millones de muertos.

Pedro Paúl Bello

El artículo referido:

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opi_desa_31441.html

Hugo Chávez
Un loco suelto
María Clara Ospina

“Cínicamente, Chávez le ha declarado la guerra verbal a Washington, cosa que esta muy de moda. Vocifera a cuatro vientos su enemistad con el "Imperio", pese a ser Estados Unidos el socio de negocios número uno de Venezuela.”
Hugo Chávez habla y actúa cada vez más como un "loco suelto". Insulta a diestra y siniestra a cuanto gobernante no está de acuerdo con él. No le importa utilizar en sus diatribas un vocabulario ordinario y soez, más apropiado para un estibador beodo que para el presidente de una nación. Se refiere a líderes de otros países como burros, borrachos, ignorantes, terroristas, lacayos, vendidos, bígamos...; en fin, cualquier ofensa es buena contra aquellos que no le rinden pleitesía a su posición o se muestran amigos de Estados Unidos.
Todos estamos cansados de sus exabruptos continuos, cada vez más comunes y más extremos. Hastiado con su grosería y sus interferencias, el gobierno del Perú retiró su embajador en Caracas como protesta a los insultos proferidos contra Alan García, candidato a la presidencia, a quien llamó "corrupto y ladrón de siete suelas" y contra el presidente Alejandro Toledo, de quien dijo era un "caimán del mismo pozo".
Con estos insultos Chávez pretende ayudar a su amigo, el candidato Ollanta Humala, a ganar en la segunda vuelta electoral que se avecina. Para el presidente venezolano es indispensable el triunfo de Humala en el Perú; así acrecienta el grupo de gobiernos de corte extremo-populista de izquierda semejantes al suyo. De salir elegido este candidato, de dudosa capacidad para gobernar, formará parte del tinglado de marionetas ya conformado por Fidel Castro y Evo Morales cuyo director es Chávez, quien los controla con ofertas de ayudas económicas y preferencias comerciales. Ayudas económicas provenientes de los cofres venezolanos repletos de petrodólares, los cuales serían mejor empleados en reducir la pobreza que agobia a sus propios ciudadanos y no en comprar popularidad en la región para acrecentar la imagen del ególatra Chávez.
Cínicamente, Chávez le ha declarado la guerra verbal a Washington, cosa que esta muy de moda. Vocifera a cuatro vientos su enemistad con el "Imperio", pese a ser Estados Unidos el socio de negocios número uno de Venezuela. Esto prueba que Chávez no solo es vulgar y fantoche, sino también hipócrita. Por un lado insulta y amenaza a todos los que pretenden hacer negocios con Estados Unidos y, por el otro, le vende a ese país todo el petróleo que puede.
Lamentablemente, tal vocabulario le ha dado a Chávez un resultado fenomenal. No hay día en que no encabece los titulares de la prensa latinoamericana, la cual ansiosa de encontrar noticias le publica en grandes titulares cuanta palabrota o insulto suelta.
Ojalá los líderes de la región no se contagien de su estilo. Ya se nota un ambiente de represalia y se oyen insultos de respuesta. Este lenguaje tiene muchos y grandes peligros; lo que al principio son solo palabras puede convertirse, en cualquier momento, en algo mucho más grave. Que triste ver la unidad americana con la que Bolívar soñó pisoteada por este "loco suelto".
© AIPE
María Clara Ospina es analista colombiana