Pedro G. Paúl Bello Weblog

martes, febrero 07, 2006

APRENDER A LEER AL PUEBLO

La Política es la ciencia y el arte de hacer posible lo que es menester en procura del logro del Bien Común General. Porque el común de la gente no lo ha entendido así y, como resultado de la brutal desinformación y consecuente desorientación que sobre la política siempre ha recaído, descendió sobre ella y quien la practica como actividad permantente, una densa y oscura nube de desprestigio y difamación. ¡Cuán lejana de tal percepción aquella famosa frase del Papa Pacelli (Pio XII): “La Política es, después del sacerdocio, la expresión más eminente de la caridad”!

Debemos reconocer, sin embargo, que en la génesis y generalización de tan deformada opinión, buena culpa recae sobre “políticos” (practicantes de la “política” con “p” minúscula), aquéllos que Enmanuel Mounier calificara “ceux qui font de la politique un métier”.

En nuestra Venezuela de hoy, uno de los errores más importantes de los políticos (aún entre quienes conciben esta actividad con “P” mayúscula) es la de no saber o no querer entender los mensajes que constantemente envía el pueblo.

Entre los defensores del régimen, aún los de buena fe porque los hay, la más persistente equivocación es la de no querer leer que los venezolanos, de todo signo y posición social, han estado enviando, de modo constante e invariable, el mensaje de que no les interesa una revolución que tenga por finalidad destruir y no construir; desencadenar odios y no amor; hablar de guerra y no de paz; ofrecer miseria y no bienestar; hacer más dependiente a la gente y no más independiente; establecer opresión y no libertad.

De la parte de la oposición, sobre todo los de buena fe -porque de mala tampoco faltan- no acaban de traducir en propósitos y acciones los mensajes que el mismo pueblo constantemente les dirige. El pueblo ha estado expresando de modo tenaz y perseverante sus aspiraciones, las mas, fundadas es su urgentes necesidades: trabajo, salud, vivienda, alimentación, condiciones dignas de vida, respeto. No hay voces en la oposición que – con pocas excepciones sobre todo por parte de quienes se expresan como profesionales ante los medios- respondan es estas urgencias.

Tampoco oyen los claros mensajes políticos del pueblo. Por ejemplo, no han entendido el principal mensaje del 4 de diciembre pasado, día cuando el soberano los sobrepasó y les impuso su voluntad: “No vamos a concurrir más los venezolanos a acto electoral alguno mientras no exista absoluta garantía de transparencia, legitimidad y verdad”.

Fue ése un claro y contundente mensaje del pueblo todo, tanto en su expresión opositora como en la que apoya al gobierno. El mismo mensaje lo repitió el pueblo opositor en su marcha del 22 de enero. Acudió muy numeroso porque consideró que era llegada hora oportuna para demostrar algo de su gran fuerza.

Sin embargo, la dirigencia opositora sigue sin saber leer al pueblo: a la buena marcha del 22E siguieron acciones de calle inócuas para el fin de semana siguiente y otra marcha de mucho menor vuelo el sábado inmediatamente pasado. Señores dirigentes: el pueblo no va a salir a la calle si no es para acciones que valgan la pena.

Estamos también ante el bizantino y absurdo debate entre quienes piensan que hay que elegir un candidato único de oposición antes de que se consiga desmontar la trampa y la ilegitimidad del sistema electoral montado por el régimen y quienes piensan que primero hay que lograr este último objetivo y luego elegir un candidato único e idóneo. ¿No recuerda eso el cuento del huevo y la gallina?

¡Señores! ¡Hay que hacer ambas cosas sin más pérdida de tiempo! ¿no se dan cuenta? Cualquiera de las dos alternativas, si se las considera por separado, a lo que conduce es a perder tiempo en beneficio del régimen.

Es más: lo que deben hacer los aspirantes a candidatos es “fajarse” para conseguir las condiciones exigidas
sine qua non para poder concurrir a la elección de diciembre próximo, de manera que quienes más trabajen y más logren tengan mejores títulos para presentarse como candidatos. ¡Ganen su candidatura con ese logro señores aspirantes!

NO TENGAN MIEDO:

¡Oigan al pueblo; pongan sus ojos y oídos sobre la calle! ¡Aprendan a leer al pueblo!