Pedro G. Paúl Bello Weblog

domingo, octubre 28, 2007

LO BUENO ES COMO SE ESTA PONIENDO ESTO

No me refiero al usual significado que tiene esa expresión en nuestro lenguaje coloquial, sino a las interesantes opiniones que, tanto publicados en medios como en Internet, revelan que el país va tomando una muy clara conciencia de la amenaza roja que se cierne sobre nosotros. Me voy a tomar la libertad de traer, como referencia de lo expresado anteriormente, cuatro excelentes ejemplos de esas publicaciones.

1º. El primero es el “extracto-resumen” de una “Entrevista a Enrique Tejera París” que, con fecha 23 de setiembre de 2007, me llegó por Internet, sin identificación de la autoría de la misma pero, sin duda, auténtica, pues resalta en ella el agudo estilo propio de ese brillante venezolano que es el Dr. Tejera, uno de los baluartes que quedan en pié firme como ejemplo de lo que es la auténtica venezolanidad.

El Dr. Tejera responde a su entrevistador la pregunta “¿Qué le recomienda Ud a la gente que quiere un país distinto al que está imponiendo Chávez con todos los recursos que maneja?”:

- “Habrá que llamar a la policía. . . .”Cada ley tiene una policía especial. La Constitución tiene a las Fuerzas Armadas. La primera frase de la función de las Fuerzas Armadas en la Constitución, desde 1811, es defender la soberanía. La soberanía reside en el pueblo, es decir, ella es atacada cuando los derechos del pueblo son agredidos. No se trata de la soberanía que cree la gente que es el territorio”.

Y continúa: “Si dice no vamos a votar, efectivamente, no podemos votar por un régimen tan tramposo como éste. No se debe ir a votar porque no hay sistema electoral creíble. No se debe hablar sobre la Constitución, porque tal reforma es un cuento para meternos en una dictadura perpetua”. . . . “Si la oposición sigue dando negativas no se unificará para lograr algunos objetivos”. . . . . “Hay que hacer una lucha por la libertad, pero no en abstracto”.


2º. El siguiente es un estupendo y ameno artículo de Juan J. Aguerrevere Branger cuyo título es “ ¡Arrechate coño! “, en el que, de manera muy pintoresca, resume el carácter de una tía, de “esas multitaskers”, porque hacen de todo, pero la tía en cuestión se pone furiosa por cada una de esas cosas que ocurren diariamente y nos molestan a todos y, en tales casos, le viene a la mente, como sugerencia, la frase que titula el artículo. Pero se contiene y, en vez, repite siempre, decente y de manera muy paciente: “así es la vida”.

Con en mente ese ejemplar caso, nuestro autor desciende a la arena en la que se lidia la gran corrida del tema político --nunca faltan toros que insisten en embestir trapos que, no por casualidad, son rojos-- pues, como la tía protesta por las injusticias, las muertes en Caracas, la reforma constitucional y cuanto pasa, pero, tragándose la expresión que le viene en mente, dice simplemente “esta fue la vida que nos tocó”, él responde “así no es la vida”. . .”una vida no se mide en conformismos y en resignaciones” . . . “La vida no es vida si nos hacemos a las injusticias” . . . “No estamos viviendo si dejamos que otros decidan por nuestros derechos y aplaudamos desde nuestras ventanas a los que marchan por nosotros”. . . “Llegó la hora verdadera de gritarle a todo pulmón al vecino: ‘¡Arrechate, coño, que nos estamos hundiendo! “ . . . . “En treinta y siete días los venezolanos acudiremos nuevamente (pues ‘así es la vida’ ) a las urnas a decidir si queremos ser socialistas, vivir en comunas bajo un esquema de propiedad mixta ( etc. ) . . . . hasta que decidamos que así no es la vida. Vendrán más golpizas, más atropellos y más escaramuzas, pero hasta que mi tía --y todos nosotros—no se ‘arrechen coño’ la idea del utopismo lucirá muy bella en papel y como se ha pronosticado durante siglos, horrenda en la práctica”. . . “Piense si nos ¡arrechasemos coño! Y acudiéramos a nuestras asambleas de vecinos, a informarnos, a unirse en las calles lluviosas en protesta” . . . . “ Es necesario saber cuál es la razón por la que ¡arrecharnos coño! . . . La verdad no se esconde detrás de los pasivismos que, como a mi tía, nos hemos ido acostumbrando. Está allí, dentro de cada uno de nosotros, esperando que ‘ ¡nos arrechemos coño! Y defendamos lo que es nuestro”.

3º. Como tercer ejemplo, traigo el artículo “La abstención (El principio del fin) de Alfredo García Deffendini, publicado el pasado viernes 26 de octubre, que se inicia con el señalamiento “El régimen, como una parte de la oposición colaboracionista. . . .estigmatizan el derecho que tenemos los venezolanos de acogernos al artículo 63 de la Constitución Nacional [El sufragio es un derecho. Se ejercerá mediante votaciones libres, universales, directas y secretas] En virtud de ello, en la ruta electoral venezolana es tan legal concurrir a votar como abstenerse de votar, es decir ‘votar no votando’ “.

Conviene, entonces, apunta García Deffendini, “desarrollar con mayor profundidad el tema de la abstención” ya que “tanto el Gobierno como la oposición colaboracionista están de acuerdo que el enemigo a vencer para poder lograr sus propósitos, es la abstención. ” Más adelante explica: “. . . El Gobierno porque sabe que una gran abstención le quitaría la careta de su falsa legitimidad y lo deslegalizaría en su criminal plan de un cambio de valores y principios republicanos . . . . y la oposición complaciente, porque perdería su proyecto de constituir una plataforma política para los próximos 50 años. “

Luego de explicar el significado de la palabra “abstención”, desde sus orígenes etimológicos, el Dr. García Deffendini concluye que: “abstenerse implica un acto consciente que involucra una reacción del individuo como resultado del análisis racional de la situación”, y que “no se puede llamar abstención a una decisión que no esté sustentada por una sólida argumentación”, por lo que, no votar en la presente coyuntura nacional “debe apoyarse en un análisis lógico y refelxivo que permita al colectivo decidir si desea o no hacerse corresponsable del fraude perfeccionado por el régimen”.

“En fin -termina- que ese pueblo engañado, decida de una vez por todas depositar su confianza en quienes le han venido diciendo reiteradamente que no se puede concurrir a un proceso electoral viciado y fraudulento”. . . “que la abstención no es una inmovilidad como se le ha querido vender, sino que por el contrario, es la fuerza excepcional de una activa y movilizadora expresión colectiva para desenmascarar al régimen y a la oposición colaboracionista, quitándoles su pretendida y falsa legitimidad: ‘el principio del fin’ “.


4º. Por último, pero no muchos menos por ser el último, traigo el excelente y sesudo artículo publicado muy recientemente por el muy estimado Padre Luis Ugalde, Rector de la Universidad católica Andres Bello, en El Universal. Extraigo de tal artículo --y por razones de tiempo, pues como se dice popularmente, “no tiene pérdida” alguna-- algunos de sus momentos y frases, útiles para los propósitos de este escrito.

Inicia el Rector Ugalde su artículo afirmando que Chávez decidió imponer una nueva Constitución --nada dice de reforma-- para someternos a vivir en una sociedad totalitaria que rechaza la gran mayoría del país. Atribuido al pueblo, “este cambio --enfatiza el Padre Ugalde-- es ilegal e ilegítimo sin Asamblea Constituyente”.

Ante una nueva Constitución que “es una locura” en su forma y estructura; “una desgracia nacional” por sus objetivos de cubanización de Venezuela y una inmoralidad en su proceso, de lo que “ha hablado valiente y claramente” la Conferencia Episcopal Venezolana, el Rector ucabista se pregunta: “ ¿Qué posibilidades le quedan a la mayoría democrática venezolana de diversas tendencias para impedir esa Constitución dictatorial y el ‘socialismo’ estatista? “.
Como respuesta afirma que “las posibilidades son buenas” a condición de que los demócratas superen sus pequeñeces y trabajen en lo fundamental que es “sumar las diversas expresiones de rechazo a este atentado constitucional”.

Ese trabajo, para Ugalde, se resume en dospuntos: Primero, informar “a todos y por todos los medios” en los días que quedan sobre las amenazas reales y concretas que significa esa Constitución; segundo, aceptar que hay dos formas de rechazo al proyecto de Chávez y su gobierno: la abstención y el voto No. Estima el Rector que ambas manifestaciones de rechazo alcanzarán un 70 por ciento del universo electoral y que el gobierno apenas alcanzará un 30 por ciento con el que quiere imponer constitucionalmente un sistema rechazado.

Pero el Padre Ugalde indica como lo más importante lo que llama “El día después” y recuerda que desde 1998 ese ha sido el punto flaco de los opositores, pues ha ocurrido desde entonces que en cada elección han desaparecido siempre, desde la misma tarde de las votaciones y al día siguiente, candidatos y dirigentes de la oposición.

Propone el Padre que es indispensable que es menester “que la abstención y el voto negativo desde ahora se acepten mutuamente (aunque no se gusten)” y que “se sumen como dos formas complementarias del mismo rechazo. “ Pero, inseparablemente y desde ya, “Hay que preparar el día después. “

De lo que se trata, en la tesis de Ugalde es “de convertir ese rechazo en mayoría política”, para lo cual, indica antes, es necesario “prever y preparar el día después”. Afirma categóricamente que “la mayoría del país tiene que sentirse mayoría” a fin de ser capaz de celebrar la derrota de la imposición totalitaria desde la misma noche del día de las votaciones del referendo. Realista, el Rector de la UCAB llega a la conclusión de que se “requiere una voz y una dirección que, antes y después, explique los hechos ante el país y el mundo. “

Habida cuenta de que el Presidente Chávez no reconocerá su derrota, “el día después es la clave para salvar la democracia venezolana” y llama, enfáticamente, a “trabajar con convicción y eficacia por el rechazo masivo” lo que hace imprescindible entender que este estará representado tanto por la abstención como por el voto negativo.

Permítanme ahora, amables lectores, que sintetice algunas de las ideas anteriores, aunque es evidente la estrecha relación que tienen las posiciones antes resumidas.
La idea del Dr. Tejera destacando que la soberanía reside en el pueblo y es atacada cuando los derechos de éste son agredidos, se relaciona, como sobre su fundamento, con la cita de García Deffendini del artículo 63 de la Constitución vigente [El sufragio es un derecho. Se ejercerá mediante votaciones libres, universales, directas y secretas] y también con el inicio del artículo de P. Ugalde, quien basa todo su razonamiento posterior sobre la ilegalidad e ilegitimidad de la “Reforma” pues, sin Asamblea Constituyente, se evidencia que ha sido atacada la soberanía del pueblo (Tejera).

Sobre la expresión del Dr. Tejera, “habrá que llamar a la policía”, podemos destacar que se presenta como indispensable el que “alguien” haga esa llamada. ¿Quién será? Pues el pueblo; el del ¡arrechate, coño! de Aguerrevere; el mismo que no debe dejar que otros decidan por sus derechos.

García D. habla de desarrollar con mayor profundidad el tema de la abstención. Aparte de su propio y muy buen desarrollo, el P. Ugalde le añade el remate cuando hace ver que, tanto la abstención como la votación por el NO, suman el rechazo total al proyecto del gobierno.

El interrogante del P. Ugalde sobre las posibilidades que tiene la mayoría democrática para impedir la vigencia de esa locura de Constitución, además de su excelente propuesta para convertir ese rechazo en mayoría política, tiene también coincidencias con las diversas líneas de conductas anotadas por Aguerrevere, especialmente por la temática que traza el propio título de su artículo que se propone expresar todo lo contrario de pasividad o indolencia.

Las orientaciones de los artículos indican una preferente inclinación por la abstención, si bien el P. Ugalde se muestra neutral en lo que se refiere a la disyuntiva abstinencia-voto no, pero con una muy inteligente solución integradora.

El señalamiento de “el día después” del Padre Ugalde, no solamente tiene base en la realidad vivida por la oposición venezolana desde el mismo año1998, sino que constituye la idea fuerza de lo que habría de ser el esfuerzo del pueblo opositor para impedir este atropello máximo. Lo que hay que hacer en ese entonces, ”para salvar la democracia” como lo expresa Ugalde, lo leemos en la frase de Tejera: “hay que hacer una lucha por la libertad, pero no en abstracto”. Por eso, en frase de Aguerrevere, “hay que saber por qué nos arrechamos”, también hay que saber, con García D., que se trata de activar una “fuerza excepcional de una activa y movilizadora expresión colectiva para desenmascarar al régimen y a la oposición colaboracionista” , lo que supone “trabajar con convicción y eficacia por el rechazo masivo”, sea por abstención o por voto negativo.

Un detalle para terminar: si los partidos políticos quieren asumir una verdadera actitud democrática y borrar las dudas y conjeturas que toda la oposición hace sobre la dudosa conducta anterior de algunos de ellos o de algunos entre sus dirigentes, sus mejores colaboraciones serán, primero, el hacer efectivo el tan difundido y mal cumplido propósito de tener representantes en todas las mesas electorales del país. De responder a ese deber, y de conservar las actas hasta el último momento del proceso comicial referendario, habría modo de constatar la magnitud del rechazo a la propuesta del gobierno, pues más allá del fraude que inevitablemente será realizado, tendrán en su mano la prueba fehaciente de la abstención alcanzada. Por otra parte, actúen con contundencia y fuerza, con propósito firme de no participar, si el gobierno, representado por el CNE, no abre TODAS las urnas electorales a fin de que sean manualmente contados los votos. No aceptarlo, por parte del gobierno, será la más objetiva prueba del fraude perpetrado.

martes, octubre 23, 2007

ANTES DE DECIDIR, PIENSA, PIENSA, PIENSA.

TENEMOS UN COMPROMISO Y UNA DECISIÓN EN CONCIENCIA INELUDIBLES

La marcha de la juventud universitaria de esta mañana (23 de octubre 2007) ha servido de elemento refrescante para esa gran mayoría de venezolanos que vivimos angustiosamente los avances y retrocesos de una oposición mal conducida -para decirlo de la manera más suave posible.

Conducción vacilante, de avances y retrocesos; de victorias logradas pero siempre transformadas en fracasos; de cuidar ingenuamente espacios para ocuparlos en futuros cada vez más inciertos y opresivos. Esa ha sido la tragedia opositora vivida desde 1999 hasta la fecha. No vale la pena detenerse en tristes recuerdos del pasado ni, menos, buscar culpables o responsables para entregarlos a inútiles vindictas o para perseguirlos en injustas cacerías de chivos expiatorios.

Pero lo gratificante de lo ocurrido esta mañana fue el percibir, por observación y con ojos del entendimiento, que el liderazgo (legítimo y merecido o acaparado o usurpado) ha comprendido que su papel es orientar pero no mandar, que sus seguidores lo serán mientras no trate de desviarlos de objetivos que son considerados, por aquéllos, como metas irrenunciables.

Esa percepción, que viví personalmente y que compartí en comunidad de cabezas y espíritus, me ha llevado a escribir estas líneas con en mente no a los actores de la jornada de hoy, sino a todos los venezolanos.

Porque es cierto que todos los venezolanos, incluídos quienes apoyan al "proceso", saben, perfectamente bien, que nos jugamos el todo por el todo en este próximo episodio del largo sainete, más dramático que cómico, que sufrimos desde hace ya casi nueve años. Y, además, porque pretendo --¿las corrientes no se hicieron para nadar contra ellas?-- que ese sector de la dirigencia política --y del ingénuo electorado que quiere, honestamente y por bondad, creer que ésta tiene razón-- terminen por entender que la única posibilidad de victoria absoluta sobre el régimen totalitario que ya nos oprime, descansa sobre un repudio ejemplar, igual o aún superior, al que manifestó todo el pueblo de Venezuela en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2005.

Se ha dicho y escrito muchas tonterias en relación a ese evento comicial: se ha dicho, entre otras argumentaciones, que fue "una derrota" para la oposición, porque no logró que alguna voz la representara en la Asamblea; que el gobierno ocupó la totalidad de las curules mientras la oposición quedó totalmente fuera; etc., etc. Argumentos efectistas y ciertos en su presentación, pero vacíos de todo contenido político real y democrático. Político, porque el resultado de esas eleccionesde dio, apenas, un 5% de votos efectivos para elegir los diputados oficialistas y fue palmaria demostración : 1º de la ausencia de apoyo del gobierno y, en particular, del presidente quien se involucró en una enorme y onerosa campaña de solicitud de votos para evitar esa catastrófica derrota y 2º del ejercicio efectivo y auténtico de la democracia, pues fueron la firme voluntad popular y la inmensa presión del electorado los factores que impusieron a las dirigencias partidistas su retiro de esas elecciones. Lamentablemente, ese mismo evento demostró también la incapacidad política de una parte de esa dirigencia que no entendió que no bastaba con la derrota electoral sino que era menester una acción política profunda, enérgica y radical hasta lograr reconquistar la libertad y la democracia en Venezuela. De paso, quedó destruido el mito de la mayoría chavista que todavía algunos interesada o ingenuamente sostienen.

En diciembre del 2005 el pueblo opositor tuvo razón y obró con gran sabiduría; la dirigencia careció de visión política, de coraje o de compromiso responsable con su creencia democrática.

Ahora, se repite el mismo episodio casi en condiciones idénticas. Se reproduce el mismo fatuo debate entre posiciones que optan por alguna entre las dos disyuntivas inútiles: votar o no votar. Como muchos lo han manifestado suficientemente: hágase lo que se haga va a ganar el SI. Claro, si se incurre de nuevo en el error de diciembre 2005. ¡Pero si se cobra no! Ahora, en cambio y afortunadamente, podría ser que los únicos cobradores no sean los dirigentes partidistas: el pueblo, que somos todos, se hará respetar pues ningún ciudadano está dispuesto a aceptar:

-Perder su condición y derechos ciudadanos al ser obligatoriamete alistado en una Reserva que tendrá, de esa forma, diez millones de soldados.
-Permitir que desaparezcan Venezuela y el Estado venezolano cuando el gobierno, apoyado en el nuevo artículo 153 que lo autoriza, decida anexar nuestro país a Cuba, a Bolivia, a Nicaragua, a Irán y a otros países.
-Vivir sin libertad en un país sometido a un Estado comunista.
-Perder todos sus derechos humanos, sociales, económicos y políticos.
-Saber que sus hijos les serán separados para recibir una formación comunista.
-Perder todas sus propiedades, incluso las intelectuales.
-Trabajar en lo que determine el Estado comunista y no su propia vocación.
-Renunciar a practicar públicamente su fe religiosa, al ser cerrados todos los templos.
-Ver expulsados, presos o asesinados a todos los sacerdotes y religiosos de todas las iglesias.
-Ver cerradas todas las universidades o conocerlas como instituciones comunistas.
-Vivir en un país cada vez más atrasado y destruído como lo es hoy Cuba.

ANTES DE DECIDIR PIENSA, PIENSA, PIENSA.

miércoles, octubre 17, 2007

INTRODUCCION AL SIGLO XXI-CSA-211-PARTE 3ª

NOTAS SOBRE EL TEMA 1º, “ETHOS Y VALORES EN EL PROCESO HISTÓRICO-POLÍTICO DE VENEZUELA” de MASSIMO DESIATO, MIKEL DE VIANA y LUIS DE DIEGO, En “EL HOMBRE. RETO, DIMENSIONES Y TRASCENDENCIA, UCAB, Caracas, 1993”.

Parte 3ª.

VIII.- LA ANOMIA DE NUESTROS DÍAS.

1°. ESFUERZOS Y LOGROS, PREMIOS Y CASTIGOS. BLOQUEO DEL ASCENSO SOCIAL.

La Sociedad Nacional venezolana se caracteriza por padecer lo que Merton llamó “anomia”, término que significa ausencia de normas pero que, en nuestro país deriva con el hecho secular de haberse perdido las normales relaciones de causa-efecto que debe existir entre esfuerzos y logros; méritos y premios; faltas o crímenes y sanciones o castigos.
Es normal y lógico que quien realice esfuerzos para alcanzar determinados fines o logros legítmos, los obtenga con tales esfuerzos; que quien por los esfuerzos desarrollados y los logros así alcanzados, merezca se le reconozcan los debidos méritos y, eventualmente, los premios que haya lugar; y que, por el contrario, incurra en faltas o cometa crímenes sea acreedor de proporcionales sanciones o castigos.
Sin embargo, hemos venido desarrollando en el tiempo una cultura cuyos “valores” fundamentales son: a) el éxito económico, sin reparar en los medios utilizados para lograrlo; b) el prestigo social y la fama fundados principalmente en tal tipo de éxitos; c) el escalamiento y la influencia social que facilitan tales prestigio y fama.
Con base en la práctica concreta, en todos los sectores sociales, de tales antivalores -y de espaldas a fariseas proclamaciones de auténticos valores- no se reconoce y menos aún se premian talentos, conocimientos y creatividad de quien no muestre éxitos económicos o escalado posiciones que le hayan dado prestigo social o fama, pero si a quienes han logrado tales éxitos “a como de lugar” y, lo que es peor aún, la dinámica social así establecida impide, casí, que quienes en los estratos de población menos favorecidos y valiéndose de medios legítimos, hagan inmensos esfuerzos para alcanzar determinados logros, como, por ejemplo, el de la educación y formación personal y profesional.
Una persona joven que provenga de tales sectores y que desee desarrollar un potencial personal en cualquier conocimiento, arte y oficio, va a encontrar infinidad de trabas que provienen tanto de las instituciones sociales como de las estructuras mentales de las personas: A trabas burocráticas como las exigencias del “papeleo” y la documentación personal; los horarios de asistencia a las personas; las “colas” con sus interminables horas de espera; etc., van a añadirse las limtaciones propias de la condición social de la persona interesada: falta de recursos económicos suficientes para sufragar gastos ritualísticos; limitaciones en el tiempo provenientes de sus propios horarios de trabajo; lejanías de los sitios en los que ha de tramitar sus diligencias; etc.... Así, muy frecuentemente se abandonan los esfuerzo honestos y las buenas intenciones son derrotadas.
Mientras tanto, quienes no tienen escrúpulos en transitar por caminos turbios y toda vías como las de la delincuencia, rápidamente muestran, sin sonrojos, “éxitos económicos” provenientes de todo tipo delitos; ascienden inesperadamente en su posición social y adquieren prestigio y, muchas veces, hasta influencias políticas.
Al verse frustradas las buenas intenciones, la víctima compara sus fracasos con los socialmente recompensados “éxitos” de los inescrupulosos y, muchas veces, sucumben ante sus necesidades y la práctica imposibilidad de sus buenas intenciones, se autoculpabiliza de su fracaso y, con frecuencia, pasa a añadir su nombre a la larga lista que quienes optan por defenderse en el delito.

1ª Conclusión: El ascenso o natural promoción social está bloqueado en Venezuela, al demostrarse la ineficacia práctica de medios legítimos como la preparación personal, el trabajo productivo y la conducta respetuosa de la racionalidad y de la ética.

2ª Conclusión: Las reglas de juego que se imponen socialmente significan que la población se desinterese y desentienda de la observancia de las normas éticas para acoger medios ilegítimos pero eficaces.

3ª Conclusión: “Cuando el sistema de valores culturales exalta, por encima de todo lo demás, la meta del éxito económico y el prestigio, mientras que la estrcutura social reduce severamente o bloquea el acceso a modos legítimos de alcanzar la meta a la inmensa mayoría de la población, es inevitable la conducta desviada en gran escala”[1].

IX.- EL FAMILISMO AMORAL.

Definición: El familismo consiste en una conducta social regida por modos de relacionarse las personas individuales con los demás miembros de la Sociedad y con las instituciones de ésta, que no son más que proyecciones de sus relaciones de pertenencia, intereses y lealtades que mantienen con su grupo primario o familiar de pertenencia y no con la colectividad social. En la presente situación cultural deVenezuela, esta característica es común a un alto porcentaje de los ciudadanos.

Esta particular característica tiene varias consecuencias directas:
1ª. Bloquea automáticamente todas las iniciativas que se orienten al bien común.
2ª. Impide que las personas se interesen o promuevan lo que es de interés general.
3ª. Determina ausencia de asociaciones y organizaciones voluntarias que trabajen al servicio de la comunidad local.

Además, hay otras consecuencias indirectas:
1ª. Afecta seriamente el desarrollo de la democracia social y política que se desarrolla a partir de la existencia de tales asociaciones y organizaciones.
2ª. Desvitúa el funcionamiento apropiado de estas organizaciones y asociaciones existentes o recientemente fundadas, al apartarlas de sus fines comunitarios en beneficio de lo particular y privado de sus integrantes o supuestos beneficiarios.
3ª. Cuando, en verdad, las asociaciones se fundan con finalidades comunitarias, estas asociaciones y organizaciones provocan reacciones negativas y opuestas de las burocracias oficiales que las consideran como intervencionistas en sus atribuciones o competidoras en el ámbito político.
4ª. Despiertan, por su rareza, sospechas en los ambientes en los que desean trabajar o en otras organizaciones semejantes, pues les atribuyen intereses ocultos.
5ª. Es factor de desarrollo de la corrupción de los funcionarios públicos pues estos sólo se interesarán de “lo suyo” y no denunciarán a quienes son corruptos, pues esa no es su misión ni responsabilidad, o porque temen verse acusados o víctimas. Por otra parte, el rendimiento de estos funcionarios es mínimo pues no se identifican con os fines de la organización.
6ª. De manera errónea, los sectores débiles de la población tienden a creer que regímenes de “mano dura” remediarán este tipo de situaciones al suponer que harán cumplir la ley mediante la fuerza, mientras los partidos políticos refuerzan sus características clientelares.
7ª. El voto se desvirtúa pues el elector votará por quien la haya favorecido económicamente y se pierde toda confianza en las promesas de los partidos. La acción
política se desacredita; se presupone falsamente que todo político es corrupto y el voto se convierte en un instrumento de premio o castigo.

X.- ¿HAY AÚN ESPACIO PARA LA ÉTICA?

Existen sujetos libres que usan su libertad personal. No es cierto que todo determine los actos humanos. La historia demuestra siempre que el ser humano, si lo decide, puede superar las situaciones más perversas y abyectas. Los venezolanos tenemos una gran tarea ética por cumplir, que se resume en:
a) recuperar la propia dignidad;
b) producir riqueza, principalmente espiritual;
c) superar el exceso de subjetividad en la intersubjetividad de la comunidad;
d) construir un verdadero poder social, como pueblo de libres e iguales, que no requiere caudillos porque sea dueño y señor de sí mismo.
e) Entender que los derechos humanos y su disfrute no son concesiones de “monarcas” y que el pueblo racional y no la masa anónima y alienada conquista su libertad externa en el seno de la sociedad, mediante luchas y sacrificios en los que la participación y la sobriedad se presentan como virtudes fundamentales.



[1] Los autores.

jueves, octubre 04, 2007

INTRODUCCION AL SIGLO XXI-CSA-211-PARTE 2ª

Curso “Introducción al Siglo XIX- CSA 211. USB. 2007.

NOTAS SOBRE EL TEMA 1º, “ETHOS Y VALORES EN EL PROCESO HISTÓRICO-POLÍTICO DE VENEZUELA” de MASSIMO DESIATO, MIKEL DE VIANA y LUIS DE DIEGO, En “EL HOMBRE. RETO, DIMENSIONES Y TRASCENDENCIA, UCAB, Caracas, 1993”.

Parte 2ª.


V. LA EMANCIPACIÓN.

La guerra de Independencia que, como guerra, se inició en Venezuela en 1812, surgió en momentos cuando el movimiento cultural llamado “La Ilustración” estaba comenzando ya decaer en Francia e Inglaterra que fueron sus cunas, y también en España y en toda Europa.
La Ilustración fue la revolución intelectual de la subjetividad que, en su manifestación primera, que fue la cultural, puso su acento en las virtudes y capacidades de un ser humano cada vez menos sujeto a la fe y la ética, que le hacían vivir dependiendo de la voluntad divina y de normas de comportamiento sentidas como externas a su propia realidad humana.
Los grandes valores durante la Ilustración fueron: el primero de ellos, la Razón, asiento fundamental de toda sistematica ética, estética y de conocimientos que, como tendencia, fue llamada Racionalismo. Luego, el pragmatismo; la imitación, pues se consideraba como defecto la originalidad; el idealismo; el universalismo; la creencia en la bondad natural del hombre; el laicismo como anticlericalismo; la búsqueda de la felicidad y el optimismo basado en un supuesto gran poder del ser humano.

a) El estallido de la subjetividad. La Independencia fue el ambiente propicio para que toda esa carga de subjetividad que arrastraba el alma de nuestro habitante, pudiera dar riendas sueltas a la manifestación del héroe ansioso de gloria y admiración. Los valores guías, a imitación de las revoluciones francesa y norteamericana, fueron la libertad y la igualdad.

b) Las contradicciones por intereses. Tales valores, compartidos por casi todos, tenían, sin embargo, diferentes significados según se tratase de peninsulares, blancos mantuanos, pardos, negros y esclavos. Obviamente, los peninsulares rechazaban las aspiraciones de todas las otrass clases. Los mantuanos pretendían igualdad con los peninsulares y libertades de comercio externo, pero rechazaban acerbamente todo igualitarismo o pretensiones libertarias de los grupos socialmente subordinados. Los pardos y demás sectores del mestizaje querían libertades e igualdad, pero respecto a los mantuanos, enemigos también de negros y esclavos. Esa diversidad de objetivos frustró toda posibilidad de Independencia hasta 1816, cuando, con su clara visión, El Libertador entendió que ese objetivo solamente sería posible sobre la base real de la participación de todos en la guerra.

c) Frustración general. Finalizada la guerra, la frustración general enterró los sueños subjetivos. Los únicos héroes fueron los generales victoriosos. Sólo para ellos fue la admiración; ellos se quedaron con el poder y las tierras. La tierra, en Venezuela, ha sido símbolo de prestigio, poder y riqueza. En cada cambio político, fundamental o no y a lo largo de nuestra historia, los vencedores han acaparado con hambre rabiosa las tierras que, a su vez, habían “conquistado” anteriormente los vencidos. Los más humildes, “carne de cañón”, nunca han vencido verdaderamente: ¿En qué puede consistir esa su victoria? En alcanzar una vida digna de la persona humana.

d) Un nuevo ethos de la subjetividad venezolana. Este nuevo ethos se caracteriza por tres elementos integrantes: el igualitarismo, la adopción de modelos adaptativos y la solidaridad general de los sectores marginados.
1.- Igualitarismo. Pero, con todo, la guerra de Independencia, vivida con tanta violencia y muerte, “dejó definitivamente signado el ethos de la subjetividad criolla con un arraigado sentido del igualitarismo: nuestra cultura rechaza apriorísticamente todo princpio discriminador”.
2.- Modelos adaptativos, “El conflicto con la realidad quedó sublimado en modelos adaptativos de liberación nacional (en vano se buscarán en Venezuela formas de trato reverente o modelos de interacción que, sin embargo, son tan frecuentes en el resto de América Latina).”[1]
“Y, de modo semejante, otra vía de liberación parecería ser esa moral sin normas [sincretismo] , pero llena de sueños, de proyectos irrealizables, universalmente permisiva, en la que la única constante es el sujeto y su más o menos patente rechazo de todo lo que encuentra en la realidad objetiva como límite de sus sueños prometeícos.”[2]
3.- Solidaridad. Al igualitarismo y a los “modelos adaptativos de liberación”, podemos añadir un tercer componente, parte fundamental de los modelos adaptativos del nuevo ethos venezolano: aceptar mientras se pueda tolerar y sacar beneficios individuales y familiares, con base en una solidaridad general entre los individuos que integran el mundo venezolano de los marginados, orientada a participar en los beneficios de la vida en Sociedad. Así se ha generado toda una cultura de la pobreza -que no es exclusiva de los venezolanos- a manera de salida fundamental para poder sobrellevar la miseria.


VI. LA REPÚBLICA CRIOLLA DECIMONÓNICA.


a) Feudalismo y Estado Moderno en Venezuela. Durante el siglo XIX e inicios del siglo XX, se reprodujo en Venezuela (y en otros países latinoamericanos) una versión muy propia del modelo feudal que, de manera muy distinta, se desarrolló en Europa, pero cuyas bases parten acá de las instituciones de naturaleza feudal (Repartimientos y Encomiendas) creadas por España para resolver los problemas de la colonización de estas tierras conquistadas. Se trata de un modelo que se determinó a partir de aquella situación similar que, al generalizarse, alcanzó a definir lo que Weber llamó “tipos-ideales”.[3] De esta forma, hubo en España un modelo peculiar de feudalismo que tuvo consecuencias en América Latina. “Tal desarrollo de nuestro feudalismo se expresó sociopolíticamente en el auge del caciquismo-coronelismo-caudillismo de nuestro siglo XIX.”[4]
Así, la formación estatal latuinoamericana apareció con orígenes muy distintos a la de Europa, que nació en función del dinamismo interno sociopolítico generado por los interese de la burguesía, sino por lo que allá fueron sus consecuencias externas: la necesidad de unificar el poder, de crear un ejército del Estado y una burocracia administrativa. Así, entre nosotros, fue el mayor desarrollo del feudalismo y no su liquidación por la burguesía, lo que determinó la aparición de Estado Moderno.
El caudillismo en Venezuela, reprodujo a nuestra manera una organización territorial de tipo feudal, en la que los caudillos -señores de sus tierras- se constituyeron en soporte del poder nacional que, a la misma manera de primus inter pares, encabezaba uno más de ellos hecho Presidente de la República.
El proceso se inició al finalizar la guerra emancipadora y duró por casi un siglo, hasta que un presidente (Gómez) logró dominar y controlar a todos los caudillos, gracias a un ejercito propio y a una propia administración de la hacienda pública. Antes de ello, nunca estuvo garantizada la estabilidad de los gobiernos pues siempre los presidentes dependían del apoyo de los caudillos regionales, suerte de señores feudales.

b) El Caudillo. Fue la realización extrema y poderosa de la subjetividad. Para ejercer su dominio, desataba guerras, azolaba poblaciones y robaba tierras y ganado. Sus huestes guerreras eran sus propios peones de haciendas y los de sus caudillos aliados. Carecía de todo proyecto de país y sus peones-soldados eran sacrificados en atas de sus ambiciones. Junto al Caudillo vencedor aparecieron los “vivos” que, jugando a ganador, van siempre “pegados”.
c) Otro elemento del ethos. Fue un elemento negativo que iba a estar presente no solamente a lo largo del siglo XIX, sino que iba a proyectarse, de varias maneras, aún hasta nuestros días: es el vivo de siempre; el “pájaro bravo”; el guapeton que arrebata si pierde. A veces, el caudillo reaparece en las figueras de ciertos liderazgos regionales de la democracia; en aquél personaje que en el tráfico viola todas las reglas para llegar primero; o el que se “colea” en las largas filas de quienes esperan por pagar un servicio o para comprar algún bien.
d) El rechazo al conflicto. Tal vez, las largas experiencias de muerte y desolación de las guerras dejaron en el inconsciente nacional un sedimiendo de temor a enfrentar los conflcitos; el venezolano promedio de hoy se idenfica por su pasividad, por su excesiva tolerancia, por su negativa a la protesta. Se trata de factores muy negativos que le hacen víctima fácil de personas o métodos autoritarios o abusivos de gobierno.
e) También, los fracasos y frustraciones seculares parecen haber desviado el comportamiento de muchos del trabajo productivo hacia la ubicación social que derive ventajas o ganacias, lo que caracteriza la ausencia de proyectos personales cuya consecuencia suele ser una tolerancia cual esperanza de ascensos sociales o de ganacias en premio de la sumisión. Entonces, la subjetividad exagerada llega a limitar fuertemente las valoraciones éticas.

VII. LA MODERNIZACIÓN DE LOS NUEVOS TIEMPOS.

a) Bajo la égida del petróleo. Es el actor principal de los tiempos recientes y hasta el presente. Su auge sentenció la muerte de la agricultura y del país rural. Las migraciones internas hacia la capital y las grandes ciudades han sido el fenómeno social más importante del siglo XX. No es el petróleo el culpable. La atracción de la ciudad grande es irresistible para el campesino que sufre y ha sufrido secularmente pavorosas condiciones de vida: víctima de su miseria, de la insalubridad, de la carencia de los recursos más elementales para garantizar la propia vida y la de sus familiares, la ciudad le ofrece, apenas, la esperanza de vivir algo mejor; de acceder a un hospital; de conseguir algún modesto trabajo; de poder consumir sin trabajar productivamente; de darle escolarización a los hijos.
Con todo, el fenómeno migratorio interno ha sido factor muy importante en el primer desarrollo de la industria en el país, por la generación de incipientes mercados para la producción interna de bienes de consumo.
El petróleo, además del ingreso nacional que permitió, sobre todo en la etapa en la que fue instrumento productivo y no mera renta, desarrollar al país mediante la construcción de infraestructuras de comunicaciones, acueductos y cloacas, servicios hospitalarios, educacionales, etc., y también ha estimulado la creatividad en sectores sociales que escaparon, o nunca han pertenecido a los sectores de la marginalidad.
b) La corrupción. Es un fenómeno presente entre nosotros desde la época colonial. Ante ella, lo único que parece oponerse son discursos, palabras lanzadas al viento y nada más.
c) La sociedad civil. Siempre a la zaga de los gobernantes, nuestra sociedad civil ha sido históricamente débil. Tolerante y permisiva. Carece de sólidas estructuras y de grupos organizados dispuestos servir a los intereses colectivos. No se ha entendido entre nosotros el valor que, para una verdadera democracia, tienen las sociedades y organizaciones intermedias de la Sociedad Civil, cuya permanencia garantice la existencia espacios generadores de fuertes vinculaciones entre las personas con la Sociedad General y sus instituciones. Los partidos políticos, las más de las veces, han sido apenas grupos clientelares, intrumentos de populismos y gobiernos autoritarios.
[1] Los autores.
[2] Idem.
[3] Paúl Bello, Pedro. El Populismo Latinoamericano. Ed. Equinoccio. USB, Caracas, 1996.pg. 139 y sig.
[4] Idem. Pg. 141.