Pedro G. Paúl Bello Weblog

lunes, enero 30, 2006

Democracia

Democracia es una manera de organizar y dirigir la sociedad política nacional conforme a la naturaleza humana: si la sociedad se compone de personas y la persona es un ser racional, cada cual debe participar en el gobierno de la Sociedad, de manera directa, o indirecta en las instancias en las que eso no es posible (mediante representantes).

La crítica a la representación es simplemente demagógica, pues no es posible someter todo a consenso o votación. Hay instancias como las técnicas, por ejemplo, que requieren del conocimiento especializado que sólo tienen algunos miembros de la sociedad nacional formados en las disciplinas correspondientes ; ¿es posible someter a votación las características de un puente que se requiere construir?

Ahora bien, debe haber participación de las instancias populares en las decisiones que afectan la vida diaria de las personas, especialmente en las localidades o municipios y, por supuesto, en lo general de la vida normal de un pais. Una ley como la de educación, que va a afectar la cualidad de la relación educativa y los derechos de los educandos, educadores y familias de éstos, tiene que ser sometida a referendo, pero, por supuesto, eso requiere de un organismo electoral confiable y probo.

Democracia es un sistema político , pero más que ello significa, hoy, una actitud de vida, o como lo expresó Juan Pablo II, “una mentalidad y comportamiento”, según lo cual, cada ciudadano (miembro de la sociedad política nacional) siente que tiene el deber de participar en la Obra Común (aspecto concreto del Bien Común General) y tiene el derecho a tener su parte en los beneficios de la misma. Tal es el contenido principal y verdadero de la participación. No como lo entiende el gobierno que “participa” lo que ha hecho por su sola cuenta e intereses. Sin duda que el país (el pueblo entendido como el conjunto de todos los miembros de la sociedad política nacional y no una parte de ella) tiene que ir aprendiendo a vivir democráticamente para perfeccionar la democracia. Cuando cierro el paso de una avenida al quedar detenido el tráfico que tengo por delante, asumo una actitud no democrática, pues no pienso en el bien general, en el bien personal de quienes quedan aprisionados en el sentido transversal y ni siquiera en el bien propio, pues más adelante, otros van a cometer el mismo abuso que estoy cometiendo y eso me va a afectar retardándome en el tráfico tal como yo lo hice con los demás, y como afecté también intereses de la ciudad en general.

Democracia se ha definido como gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo (fórmula de Linconl). Hay que entender lo que eso significa: que deben ser establecidos canales de información del pueblo hacia el gobierno para que aquél transmita, a quienes ha designado como gobernantes, sus necesidades y aspiraciones; y del gobierno hacia el pueblo para que le informe de lo que ha hecho, cómo lo ha hecho y por qué ha hecho o dejado de hacer; eso que se hace como gobierno no es para el bien del gobernante sino para bien del pueblo, y todo el esfuerzo, los recursos económicos, sanitarios, culturales, educativos, etc., son para el pueblo, es decir, para todos los ciudadanos sin excepción ni exclusión por razones políticas, religiosas o cualquiera otra.

Pero hay que tener presente que lo esencial en la vida democrática es la solidaridad. Ésta consiste en una progresiva identificación que, a través de innumerables contactos personales (yo-tu) termina por generar un nosotros como expresión superpersonal de la más elevada relación comunitaria. En tal contexto, el verdadero político será aquél que sea capaz de existir con el pueblo. "Si realmente se tiene amor a ese algo humano y viviente que es el pueblo, se deberá existir con él, esto es, sentir con él, vivir con él, sufrir con él y estar en comunión con él" (como lo expresó Maritain). Todo lo contrario de utilizarlo para que apoye al político, de pagarle en medio de su miseria unos pocos reales en vez de darle educación verdadera y no ideologización; salud verdadera y no engaño por medicos incompetentes; vivienda digna y no tugurios inhumanos o simplemente abandono en la ruina y la miseria. “Antes de ‘hacerle el bien’ y de trabajar por su bien; antes de hacer o no hacer la política de éstos o de aquéllos que invocan su nombre y sus intereses; antes de pensar en conciencia el bien y el mal de las doctrinas y de las fuerzas históricas que lo solicitan y de elegir entre ellas, o, acaso, en ciertos casos excepcionales de rechazarlas todas ellas, habremos elegido ya el existir con él y el sufrir con él y hacer propios sus penas y destinos”. (Jacques Maritain, El Alcance de la Razón).

lunes, enero 16, 2006

GANARLO TODO O PERDER NADA

Hace poco, a propósito de una exigencia de un amigo a directivos de Globovisión, me referí a la prudencia, virtud que Aristóteles definió como " la recta razón en el obrar". Señalé entonces que, por ignorancia, muchos, equivocadamente, tienen tal virtud como refugio para conservadores, pacatos y cobardes, pero que son éstos, precisamente, quienes indebidamente la invocan para justificarse en sus miedos y vacilaciones. La prudencia no busca neutralizar, limitar o mediatizar las acciones arriesgadas o audaces, sino lograr que éstas sean eficaces en el logro de sus buenos propósitos, sea en el orden de lo personal como en el de lo social.

También indiqué que el vicio opuesto a la prudencia no es el miedo, sino que lo son la imprudencia y la astucia. La primera conduce a actuar de manera temeraria, bajo el ímpetu de pasiones, caprichos, deseos de figurar, etc.; la segunda, erróneamente tenida por cualidad, es un
vicio que consiste en lograr fines buenos o malos con medios o caminos falsos o simulados.

Como sólo Dios conoce la mente y el corazón de los hombres y para cada uno de nosotros es imposible juzgar sobre los actos de los demás, estas reflexiones me las propongo a mí mismo, pero por fuerza de sus contenidos siento el deber de comunicarlas en horas cruciales para mi patria venezolana. Aprisionados por tentáculos que sólo la bestialidad humana embriagada de poder puede generar, languidecen en ella la libertad, la justicia y el más elemental respeto por la dignidad del hombre. Más que el miedo, el terror con cara de desesperación ya asoma en rostros pálidos que aparecen en las calles con en los labios la pregunta ¿qué hacer? dibujada .

El hombre en su soledad, descubre, en horas aciágas como éstas, que está bajo amenaza todo lo que en él pasa, que es casi todo, pero que es nada. Pero le resulta más difícil ir hacia aquéllo que en él queda y lo es todo. Pareciera que nos sumergimos en el océano del mal y eso nos hace olvidar que el mal sólo puede existir en relación al bien y en última instancia al sumo bien que es Dios. Y olvidamos que el mal fue defintivamente derrotado por la Cruz y yace por siempre a los pies de ésta: " A los que están sometidos a una acción sistemática del mal, no les queda nada más que Cristo y su cruz como fuente de autodefensa espiritual y como promesa de victoria" nos recuerda Juan Pablo II en su libro Memoria e Identidad. Pero eso es todo un programa de acción que no se contenta con orar sino que contempla poner en juego sobre la mesa todo "lo que pasa"... Podemos y definitivamente debemos oponernos al mal con el bien, entendido éste como bonum honestum.

Y, con mente en el inolvidable Papa Wojtyla, no puedo menos, en esta hora de aparentes confusiones que han sido urdidas para ver si penetran en nuestra Iglesia, que transcribir parte del extraordinario artículo de su libro ¡Alzaos, Vamos! (Alzatevi, Andiamo!, publicado por Mondadori), Capítulo 6, y con título "Dios y el coraje" (Dio e il coraggio):

"Fuertes en la fe"

"Permanecen en mi memoria las palabras pronunciadas por el Cardenal Stefan Wyszynski el 11 de mayo 1946, día precedente a su consagración espiscopal en Jasna Góra: << El ser obispo tiene en sí algo de la Cruz; por eso la Iglesia pone la Cruz sobre el pecho del obispo. Sobre la Cruz es necesario morir a sí mismo; sin ésto no hay plenitud en el sacerdocio. Asumir la Cruz no es fácil, aunque ella sea de oro y colmada de piedras preciosas >>. Diez años después, el 16 de marzo 1956, dijo: << El obispo tiene el deber de actuar no solamente por medio de la palabra, del servicio litúrgico, sino también mediante la ofrenda del sufrimiento >>. Sobre estos pensamientos el Cardenal Wyszynski volvió en otra ocasión: << Para un obispo la falta de fortaleza es el inico de la derrota. ¿Puede continuar siendo apóstol? Para un apóstol, en efecto, es esencial el testimonio debido a la Verdad! Y esto siempre exige la fortaleza>>".

"También son suyas estas palabras : << La mayor carencia de un apóstol es el miedo. Lo que suscita el miedo es la falta de fe en el poder del Maestro. Es ésta la que oprime el corazón y presiona la garganta. Entonces, el apóstol cesa de profesar. ¿Permanece apóstol? Los discípulos que abandonaron al Señor aumentaron el coraje de los perseguidores. Quien calla ante el enemigo de una causa la endurece. El temor del apóstol es el primer aliado de los enemigos de la causa. Obligar a callar mediante el miedo es el primer objetivo de la estrategia de los impíos. El terror utilizado por cualquier dictadura está calculado con base en el miedo de los apóstoles. El silencio posee su propia elocuencia apóstolica unicamente cuando no quita la cara frente a quien lo inflige. Así, callando, actuó Cristo. Pero en ese gesto demostró su propia fortaleza. Cristo no se dejó aterrorizar por los hombres . Cuando salió al encuentro de la turba dijo: ' Soy Yo' >>. "

"En verdad, no se puede dar la espalda a la verdad, cesar de anunciarla, esconderla, aunque se trate de una verdad difícil cuya revelación traiga un gran dolor. 'Conoced la verdad y la verdad os hará libres' ( Jn 8,32): ¡He aqui nuestra tarea y, al mismo tiempo, nuestro sostén! En ello no hay espacios para compromisos ni para oportunistas recursos a la diplomacia humana. Es necesario dar testimonio de la verdad, aún a precio de persecuciones, a costo hasta de sangre, como hizo el propio Cristo y como también en su tiempo hizo mi predecesor en Cracovia, el obispo Stanislao di Szczepanóv."

"Seguramente nos encontraremos en pruebas. En esto no hay nada de extraordinario, hace parte de la vida de fe. A veces las pruebas son ligeras, a veces muy difíciles y hasta dramáticas. En la prueba podemos sentirnos solos, pero la divina gracia, la gracia de una fe victoriosa no nos abandonará jamás. Por eso podemos contar con superar victoriosamente toda prueba, hasta la más dura".

"Cuando el 12 de junio 1987, en Westerplatte de Danzing, hablé de ésto a la juventud polaca, fui a aquel lugar como a un elocuente símbolo de fidelidad en un momento dramático. Allí, en 1939, un grupo de jóvenes soldados polacos, combatiendo contra el invasor alemán decididamente superior en fuerza y medios bélicos, afrontó la prueba suprema ofreciendo un victorioso testimonio de coraje, de perseverencia y de fidelidad. Hice referencia a aquel hecho invitando ante todo a los jóvenes a reflexionar bien sobre la relación entre el 'ser más o el tener más' y les advertí: 'Nunca debéis vencer sólo en el tener más. Pues entonces el hombre puede perder la cosa más preciosa: su humanidad, su conciencia, su dignidad' . En tal perspectiva les exhorté: ' Debéis exigiros de vosotros mismos, aunque los demás no os exijan de vosotros'. Y les expliqué: 'También cada uno de vosotros, jóvenes, encontrará en su vida una Westerplatte. Una dimensión de las tareas que debe asumir y cumplir. Una causa justa, por la cual no se puede no combatir. Un deber, una obligación, de los cuales no se puede sustraer; de los cuales no es posible desertar. En fin, un cierto orden de verdades y de valores que es necesario mantener y defender : dentro de vosotros y entorno a vosotros. Si, defenderlo por vosotros y por los demás' ."

martes, enero 10, 2006

CARTA A OTRO IMPACIENTE AMIGO

Apreciado amigo,

Esta mañana hube de ir al cementerio del este para acompañar la familia de un difunto conocido.

Al venir de regreso, en un puente que se encuentra en la vía hacia ese cementerio, vi unos jóvenes que preparaban sus sogas y demás aperos con los que habrían de lanzarse atados, luego de salvar la baranda del puente, hacia el vacio. Supuse que debían tener mucho dominio de ese "deporte" pues, de no ser así, arriesgarían sus vidas. Los jóvenes suelen ser osados y arriesgados (yo, a mis 72, por supuesto que no puedo serlo. Si lo hiciera, al frenar abajo mis huesos se desarticularían todos y sería necesario ir a recogerlos en los espacios adyacentes ¡una legua a la redonda!). Pero muchos no lo hacen, no por miedo sino porque no se han dedicado a dominar ese juego, tal vez porque no les interesa o porque, interesándoles, actúan con prudencia.

Lo contrario a la prudencia no es el miedo: es la imprudencia. ¿Pero qué es la prudencia? Es una virtud que dirige al entendimiento práctico en sus acciones y que Aristóteles definió como "la recta razón en el obrar". Esta virud controla a las demás y marca "el justo medio". Tiene como funciones: el consejo, que analiza las condiciones y medios para actuar justamente; el juico que dictamina sobre lo analizado y el imperio, que ejecuta el acto.

Por ignorancia o desconocimiento de su significado como virtud, la prudencia es vista por algunos como refugio de conservadores, pacatos y cobardes. ¡Nada más equivocado! Este error procede de la falsa invocación que de la prudencia suelen hacer, precisamente, tales tipos de personajes paa justificar sus vacilaciones o miedos. Pero, en contario, las acciones más profundas en riesgos o las más audaces requieren de la prudencia no para mediatizarlas, limitarlas o neutralizarlas, sino para que sean eficaces y honestamente orientadas hacia el bien personal o social. Por eso la prudencia es virtud reina en la política.

Sus vicios opuestos son, como anotaba, la imprudencia que consiste en precipitarse para actuar, lo que hace de manera temeraria bajo el ímpetu de pasiones, caprichos, deseos de figurar, etc., y también la astucia, erróneamente considerada por muchos como cualidad, pero que consiste en lograr fines buenos o malos con medios o caminos falsos o simulados.

La prudencia y sus vicios tienen gran presencia en la política.

El verdadero político debe ser prudente y no astuto o imprudente. La política es el arte de hacer posible, en la sociedad, lo que es menester y necesario para el bien común. Pero ello no debe provenir de actos imprudentes realizados bajo el estímulo de pasiones y, menos, de actos de astucia cuyos caminos sean tortuosos y tampoco concluir en actos muy "bonitos" pero ineficaces en relación al alcance de los fines necesarios.

La solicitud que hacen a Globovisión de "decir la verdad", es sin dudas muy justificada y de hacerlo sus directivos, Ravel, Zuloaga, etc., estarían realizando un gesto "muy bello".... Pero muy inútil: inmediatamente la planta sería cerrada por incumplir la ley mordaza ¿o no? Es necesario detenerse a pensar que más vale que no digan nada ahora, por muy bonito que eso sea, y se reserven para el momento cuándo hacerlo si tendrá importancia capital, es decir, cuando se trate de la realización de acciones que, por su naturaleza y alcance, puedan ser definitivas en esta lucha que llevamos.

Muy cordialmente,
Pedro Paúl Bello

viernes, enero 06, 2006

CARTA A UN AMIGO IMPACIENTE

Apreciado amigo,
esta mañana hube de ir al cementerio del este para acompañar la familia de un difunto conocido. Al venir de regreso, sobre un puente que se encuentra en la vía hacia ese cementerio, vi unos jóvenes que preparaban sus sogas y demás aperos con los que, luego de salvar la baranda del puente, habrían de lanzarse, atados, hacia el vacio. Supuse que debían tener mucho dominio de ese "deporte" pues, de no ser así arriesgarían sus vidas. Los jóvenes suelen ser osados y arriesgados (yo, a mis 72, por supuesto que no puedo serlo. Si lo hiciera, al frenar abajo, mis huesos se desarticularían todos y sería necesario ir a recogerlos en los espacios adyacentes una legua a la redonda!). Pero muchos no lo hacen, no por miedo sino porque no se han dedicado a dominar ese juego, tal vez porque no les interesa o porque, interesándoles, actúan con prudencia.

Lo contrario a la prudencia no es el miedo: es la imprudencia. ¿Pero qué es la prudencia? Es una virtud que dirige al entendimiento práctico en sus acciones y que Aristóteles definió como "la recta razón en el obrar". Esta virud controla a las demás y marca "el justo medio". Tiene como funciones: el consejo, que analiza las condiciones y medios para actuar justamente; el juico que dictamina sobre lo analizado y el imperio, que ejecuta el acto.

Por ignorancia o desconocimiento de su significado como virtud, la prudencia es vista por algunos como refugio de conservadores, pacatos y cobardes. Nada más equivocado! Este error procede de la falsa invocación que de la prudencia suelen hacer, precisamente, tales tipos de personajes para justificar sus vacilaciones o miedos. Pero, antes por el contario, las acciones más profundas en riesgos o audacias requieren de la prudencia no para mediatizarlas, limitarlas o neutralizarlas, sino para que sean eficaces y honestamente orientadas hacia el bien personal o social. Por eso la prudencia es virtud reina en la política.

Sus vicios opuestos son, como anotaba, la imprudencia que consiste en precipitarse para actuar, lo que hace de manera temeraria bajo el ímpetu de pasiones, caprichos, deseos de figurar, etc., y también la astucia, erróneamente considerada por muchos como cualidad, pero que consiste en lograr fines buenos o malos con medios o caminos falsos o simulados.

La prudencia y sus vicios tienen gran presencia en la política. El verdadero político debe ser prudente y no astuto o imprudente. La política es el arte de hacer posible, en la sociedad, lo que es menester y necesario para el bien común. Pero ello no debe provenir de actos imprudentes realizados bajo el estímulo de pasiones y, menos, de actos de astucia cuyos caminos sean tortuosos y tampoco concluir en actos muy "bonitos" pero ineficaces en relación al alcance de los fines necesarios.

La solicitud que hacen a Globovisión de "decir la verdad", es sin dudas muy justificada y de hacerlo sus directivos, Ravel, Zuloaga, etc., estarían realizando un gesto "muy bello".... Pero muy inútil: inmediatamente la planta sería cerrada por incumplir la ley mordaza ¿o no? Es necesario detenerse a pensar que más vale que no digan nada ahora, por muy bonito que eso sea, y se reserven para el momento cuándo eso si tendrá importancia capital; es decir, cuando se trate de la realizar aciones que por su naturaleza y alcance puedan ser definitivas en esta lucha que llevamos.

Muy cordialmente,
Pedro Paúl Bello

jueves, enero 05, 2006

HANNIBAL ANTE PORTAS!

Los mismos a quienes llamaban "ñángaras" en la U.C.V., ahora flamantes funcionarios del régimen, muestran que, en algunas personas, el tiempo nada cambia y que lo que fue sigue, como del ser según Parménides, eternamente idéntico.

Pasaron los ñángaras entre 8 y 20 años en la Universidad, fomentando disturbios, quemando cauchos y vehiculos y lanzando piedras entre lluvias de balas, pero no aprendieron nada de lo que esa Aula Mater es capaz de transmitir como conocimiento de ciencia y experiencia de vida que hace madurar y, muchos, no salieron de la institución con los títulos correspondientes a debidos esfuerzos intelectuales.

Lo ocurrido con el Viaducto Nº 1 de la Autopista Caracas-la Guaira no es sino botón de muestra de lo afirmado.

Durante más de doce años antecedentes al fatídico 1999 se ha sabido que el Viaducto Nº 1 sufría la amenaza del empuje de la enorme masa que sirve de apoyo al estribo sur del puente, esto es, de su cabecera más próxima a Caracas. Ese empuje es una resultante de fuerzas transversales, esto es, no lineales según el eje del viaducto ni perpendiculares a éste, sino oblicuas, lo que hace que los esfuerzos generados en la estructura sean más complejos.

Desde entonces, diversas proposiciones fueron siendo elaboradas y estudiadas como respuesta al problema que presentaría el previsible colapso de tan importante estructura. Por eso, provoca no sorpresa, sino hilaridad, lo que afirmara hoy el vicepresidente Rangel al atribuir la presente situación crítica a las recientes lluvias.

La verdad es que, si bien este gobierno -como tampoco otro- tiene culpabilidad alguna por causa de lo que amenaza la estructura del puente; si la tiene -y muy alta y grave- por no haber sido próvido para impedir que la situación se tornara, como se ha tornado, en extremadamente crítica. ¿Cuál ha sido la baldadura, el impedimento, que ha determinado que, en siete años, esta administración haya permanecido estólidamente inactiva, pasiva, en lo que respecta al hecho público y notorio de la amenaza que pendía sobre el viaducto? ¿Por qué, en vez de distribuir y regalar al extranjero, como manirroto, la poca riqueza de este país, el gobierno no ha invertido en las apremiantes necesidades de la Nación y de sus ciudadanos? ¡Claro! Primero es la maldita revolución. Somos, lo he repetido en varias ocasiones, un país invadido y nunca se ha sabido que el invasor se ocupe de las necesidades de la gente de la nación que ha conquistado; sólo tiene en mente el botín de sus riquezas que aprovecha para mercar o roba para provecho propio.

Lo grave de todo es que la incapacidad del equipo gubernamental no da esperanzas para que los problemas generados como consecuencia del cierre del viaducto no generen una crisis social de proporciones incalculables.

Desde que se conoció que, necesariamente, el viaducto quedaría fuera de servicio, no ha habido providencia alguna en relación a temas como el servicio aeroportuario nacional e internacional que entra en colapso al quedar aislado el principal terminal aéreo del país; nada se ha pensado respecto a la necesidad de transporte de los millares de personas que viven en el Estado Vargas y trabajan en Caracas o viceversa; nada previsto para que circulen lo mejor posible las mercancias y bienes alimenticios importados que son distribuidos al país entero desde el puerto de La Guaira.

Apenas hacen sonreir las ridículas afirmaciones sobre "vías alternas" que sabemos todos se encuentran en precarias condiciones y tomarán mucho tiempo para entrar en servicio eficiente. La vieja carretera de La Guaira apenas podrá aceptar entre la sexta o décima parte del movimiento vehicular de la autopista. Esto es, que lo que transita por la autopista en un día va a requerir entre seis a diez días para circular entre La Guaira y Caracas o viceversa. Esto va a incidir, necesariamente, sobre el costo de los bienes y productos como consecuencia del aumento del costo del transporte.

Nada se ha previsto sobre aeropuertos alternativos para vuelos nacionales o internacionales. Tampoco sobre puertos alternativos a La Guaira.

¿Qué hace el gobierno aparte de fomentar y financiar, a costa de las necesidades de los venezolanos, la maldita revolución al resto del Continente, siguiendo instrucciones del Foro de Sao Paulo y de su lider Fidel Castro?

¡HANNIBAL ANTE PORTAS!

miércoles, enero 04, 2006

Se pregunta uno, con preocupación y asombro, hasta cuándo a la persona que está ejerciendo la Presidencia de la República se le va a permitir que, descaradamente, irrespete leyes, procedimientos y toda suerte de normas, con descaro cínico como el que exhibió el día de ayer, al regalarle, como lo hizo, a su camarada Evo, la cantidad de 30 millones de dólares, de la que "no te acepto que ME pagues un centavo", tal y como le dijo, con su peculiar estilo altanero y retador, como si se tratara de dinerillos de sus ahorritos trabajosamente acumulados y no de dinero de todos los venezolanos.

Para que podamos apreciar lo que esta dádiva, que es del orden de 75 mil millones de bolívares al cambio paralelo, baste indicar que, con dicha suma, se podrían construir en Venezuela unas 30 mil viviendas con un precio de 25 millones de bolívares cada una y en terrenos aportados por el Estado. Esto se hace tanto más escandaloso cuando este infeliz gobierno apenas logró realizar, para el pasado año 2005, apenas 16 mil viviendas a confesión de sus propias autoridades en la materia.

A tan generoso gesto hacia los bolivianos, pero de una indignante mezquindad hacia los venezolanos, el presidente se comprometió a que, corto plazo, Venezuela suministrará 150 mil barriles mensuales de diesel que Bolivia importará, a un costo aproximado de 150 millones de dólares. ¿Será que Evo nos va a pagar tan fielmente como lo hace Fidel?

Para destacar más aún el incordio que este personaje encarna, podemos leer en la prensa del mismo día de hoy que el FIDA (Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola), organismo de la ONU con sede en Roma, cuyo propósito fundamental es la lucha contra el hambre y el subdesarrollo rural de los pueblos del mundo, acaba de otogar a Venezuela en calidad de préstamo (¡que si debemos pagar!) la suma de 15 millones de dólares para tratar de sacar del subdesarrollo productivo a grupos de nuestra población rural que conforman esos "bolsones" de hambre y miseria que se multiplican en nuestro territorio.

Obviamente, no tiene sentido esperar que la Asamblea Naciona, el TSJ, la Contraloría, etc., actúen para reprimir estos desafueros e irrespetos. Pero si podemos esperar que la dirigencia de oposición reaccione. En vez de perder tiempo en inútiles discusiones sobre utópicas candidaturas, sugiero a esa dirigencia el concentrarse en transmitir e ilustrar al pueblo venezolano sobre el insólito despojo que esta "revolución" le hace.

Definitivamente ahora somos un país en vías de ulterior subdesarrollo

domingo, enero 01, 2006

PRIMERO DE ENERO

Primero de enero. Iniciamos un nuevo año. Tiempo el presente cargado de presagios y de temores. Amenazado por fantasmas que lo fueron porque van apareciendo en doquiera para el temor de quienes los consideraban exageradas invenciones. Es muy manida, por sobada, la expresión “quien siembra vientos recoge tempestades”. A la vista de lo que nos está ocurriendo, prefiero pensar que quien nada siembra nada recoge. Es, entonces, hora propicia, ésta, cuando los frutos de lo poco que históricamente hemos sembrado van siendo irresponsablemente destruidos por esa suerte de báquiros a quienes, por acumulación de propias carencias nuestras, hemos permitido encaramarse, cual autoridades, en sitial de donde puedan, como lo hacen, ejercer poder para destruir nuestra sociedad.

Me refiero a que es hora que urge para hacer alto en nuestro alocado vivir como pueblo, según modo que no es otra cosa sino la resultante común de nuestro singular vivir cada cual como individuo, a fin de enmendar nuestra ruta y, deslastrados del referido obstáculo que, con mil excusas, alegatos y razones siempre banales y mendaces, hemos venido tolerando, poder dedicarnos, con la serenidad que brota de la paz, a hacer la siembra que históricamente hemos desechado y que no es mas que de trabajar para inculcar valores; para poder mirar más allá del precio –que no el valor- de las cosas; para dar un nuevo aire que impida la asfixia del espíritu de cada compatriota; para no callar cuando la palabra dicha se convierte en riesgo temerario; para no vacilar cuando se trate de asumir posiciones ante las cuales los pusilánimes y pacatos se refugian en el disimulo o en la negación y, en vez, darle a la verdad el supremo valor que le corresponde en nuestras conductas, sin acudir al disimulo y desviar la mirada para luego pactar, por debajo de la mesa, con los infames que fomentan la ruina nacional.

Debemos asumir, en esta singular fecha, -más importante que jamás pues nos encuentra en la encrucijada de escoger entre el ser y el no ser libres, valga decir, ser o no no ser personas- la responsabilidad de dar lo mejor de nosotros mismos, de sembrar sin descanso esperanza, espíritu de verdad, capacidad para identificar jerarquías que, sin menoscabo de la libertad, respondan a la justicia. Nos toca inculcar sentido de responsabilidad social ante la Patria. Tenemos que resembrar conceptos generales que no existen o se han olvidado de mentes y conciencias del común de nuestros compatriotas. Hacer ver que la fuerza del espíritu es lo que guía a las personas hacia su destino trascendente y a las naciones hacia su verdadera grandeza.

Nuestro deber es dar sin recibir; hacer sin cálcular. Superar individualismos que disuelven pueblos al borrar lo común para que el singular piense sólo “en lo mío”.
Es aquello de nuestro popular poeta, de asumir “un modo de no tener demasiado para que otros tengan su modo de tener algo”.

Es insoslayable hacer ver que la democracia no es coto abierto para que algunos “vivos” aventureros asalten el poder; no es escenario donde se encaramen advenedizos, aspirantes a enquicerse o guapos de barrio. Más que sistema político, democracia ha devenido en actitud ética según la cual, en la sociedad general, todos y cada uno de sus miembros tienen su cuota de participación en la construcción de la obra común, de cuyos frutos les corresponde su cuota de beneficios.

Debemos luchar arriesgándolo todo por reconquistar nuestras libertad y justicia. “La paz es la obra de la justicia”, como lo han definido varios Papas. Donde no hay justicia no hay paz. La guerra, los conflictos y violencias, son resultados de las injusticias. Pero tenemos que hacer para que ciertas palabras pierdan esa pátina de respeto humano que hace de ellas vocablos que avergüenzan. Una de ellas es el verbo amar, que debe ser pronunciado cuando se está en el recinto social de lo público. Si la paz es obra de la justicia, aquélla, necesariamente es la paz del Señor, la verdadera paz; no la que impone la fuerza sino la que, espontánea, brota del amor. Hay que aprender a hablar del amor sin sonrojarse y sin olvidar que ese es el mandamiento fundamental que rige las relaciones ente las personas humanas. Amor o Caridad, como la designa el Apóstol. Al amar no se señalan en el otro sus defectos sino sus virtudes. La injusticia se opone al amor o caridad. Cuando se vive con caridad se respeta al otro en su dignidad como persona, en sus derechos, en sus ideas, en sus valores; se le atiende en sus angustias y socorre en sus necesidades, pero no por mor del ego sino del Otro. La caridad es la virtud por excelencia en una sociedad democrática, en la que no se actúa por lo que obliga sino por el amor al prójimo. La democracia, como la caridad, actúa y se hace presente en los actos simples, cotidianos, rutinarios. Los predicadores de la guerra y de la violencia son espíritus sin espiritualidad y por tanto sin caridad.

Esas son bases del país que queremos reconstruir y que sólo podremos hacerlo entre todos.

“¡Vivir libre o vivir muerto!” en la hermosa expresión de Don Mario Briceño Iragorry. Tengamos en él y tantos otros valores personales de la Patria, inspiración para sobrevivir y vencer en lo duros tiempos que anuncia este 2006 hoy amanecido. Pues, como él mismo escribió “es vida la muerte cuando se la encuentra en el camino del deber, mientras es muerte la vida cuando, para proseguir sobre la faz semi-histórica de los pueblos esclavizados, se ha renunciado al derecho a la integridad personal”.

¡Feliz Año!