Pedro G. Paúl Bello Weblog

martes, noviembre 28, 2006

EL TODO POR EL TODO

Pedro Paúl Bello
(paulbello.blogspot.com)

Entramos los venezolanos, en esta singular campaña electoral, en eso que en el hipismo denominan “la recta final”, lo que designa el trazado sin curvas de la pista de carreras que conduce directamente a la meta en la que la competencia termina.

Singular campaña, ante todo, porque nace después de una espectacular jugada política, en gran parte de ese notable venezolano, a quien –por su pasado- muchos quieren negarle hasta el agua, como si el ser humano no fuese inteligente y, por tanto, perfectible. Me refiero, desde luego, a Teodoro Petkoff, artífice fundamental del llamado “triunvirato” candidatural de la oposición.

En aquellos tiempos, discurría tranquila la vida de nuestro inmarcesible Augusto Imperatore, quien, entre viaje y viaje, brindaba por las glorias de su próxima victoria decembrina. “Esta vez -pensaba- ni fraude voy a necesitar y, tal vez, ese gasto que me ahorre podré utilizarlo para comprar otros zapatitos de oro”. Y quizás, también sonrió complacido al saber que el candidato de la oposición sería Manuel Rosales... “este maracuchito será pa’ mí, pan ‘comío’ ”.

Y Rosales es el candidato. Y parece ser hueso muy duro de roer para l’Imperatore.

Candidato viene de la palabra latina “candidatus” cuyo significado es “vestido de blanco”, como lo eran las túnicas abiertas que portaban los candidatos en la antigua Roma. Color éste que tenía por significado: fidelidad, bondad, humildad, humanidad. Virtudes éstas que, sin duda, trasluce la cara del candidato único de la oposición. Está quizás allí, el secreto del arrastre que en tan poco tiempo logró Rosales en nuestro pueblo venezolano. ¡Cuán contrasta, con la suya, la cara mentirosa, de odio, soberbia y rabia de su adversario que, él mismo, se considera su enemigo!

Las elecciones están ganadas por Manuel Rosales. Ya las encuestas van dando la información correspondiente, aunque no son casi necesarias, pues el gigantismo de todas las concentraciones del candidato opositor es la mejor prueba del inevitable triunfo.

Pero el acto electoral no será fácil sino duro y conflictivo. Jamás régimen totalitario alguno ha entregado pacíficamente el poder ni ha reconocido derrotas electorales en los pocos casos en que éstas se han celebrado libremente. Algunas personas traen a colación, como ejemplos, los casos de Pinochet en Chile y de Ortega en Nicaragua.

Ortega fue obligado a hacerlo presionado por las fuerzas armadas de la Contra y la actitud de los Esatdos Unidos. Pinochet, con todo lo inhumana que haya sido su dictadura, no instaló en su país un régimen de tipo totalitario. Fue una tiranía muy dura, feroz, pero el modelo no era el de un totalitarismo que elimina todas las instituciones de la Sociedad para ejercer dominio directo sobre las personas. Tampoco, y como suelen hacerlo los gobiernos de ese tipo, comprometió al país en un conflicto internacional de vastas proporciones, tal los casos de Hitler, Mussolini y la URSS.

Chávez si. En Venezuela el Estado ha devorado prácticamente todas las instituciones y las que les falta por destruir -Iglesias, FFAA, Familias, Universidades, Sindicatos y Centrales Obreras, etc., serán liquidadas, inmediatamente, si el régimen logra consolidarse porque supere el 3 de diciembre.

Desde un punto de vista real, el régimen castro-comunista de Chávez (esto ahora se puede expresar y cuenta con unánime aceptación, pues el propio Jerarca se ha dado a proclamarlo, pero ¡cuánto costó que el país lo comprendiera!) carece de apoyo: 1) Su fuerza popular ha menguado hasta un mínimo, como lo demuestran los patéticos vacíos de sus manifestaciones y concentraciones de esta campaña y demostró el acto electoral de diciembre del año pasado en el que, después de todo, cuando su angustioso llamado a votar apenas tuvo eco en un 9% de la población. 2) El apoyo real que tiene en la FAN no supera el 20%. 3) El apoyo de la Comunidad Internacional se ha reducido a Cuba, Irán, Korea del Norte, Zimbawe y las demás dictaduras que existen en África y en los archipiélagos del sur de Asia; hasta sus compinches iniciales de América Latina han marcado distancias con la excepción de Evo Morales, porque hasta el recientemente electo presidente de Ecuador trata de mantenérsele en clara separación.

Pero pese a esa carencia total de apoyo y a la evidentemente mayoritaria voluntad del pueblo venezolano favorable a Manuel Rosales, “el tipo”, como lo llamara éste por haber perdido su nombre, no vacilará en hacer todo lo posible para mantenerse en el poder. Él mismo tuvo el descaro de decir el pasado domingo que “el resultado del 3 de diciembre está escrito”, porque escrito está con base en el multiforme fraude que desde hace buen tiempo han venido preparando.

Por eso, ninguno debe sorprenderse si oye al CNE proclamando que las cifras son 62% para el comunismo y 30% para la libertad.

Sepamos bien todos los venezolanos que, a semejante mayoría, no puede pararla nada ni nadie; ni siquiera el uso de la fuerza y la violencia; que un pueblo talmente decidido a ser libre, inevitablemente conquista su libertad; que en estas elecciones el voto es importante para demostrar objetivamente la dimensión que tiene la mayoría que constituimos, pero que, aunque nos impidieran votar, nuestra sola presencia bastará para imponer nuestra voluntad libertaria; que de esa presencia va a depender todo... y, quizá.. hasta que, una vez más, “el tipo” se asuste y se vaya y nos deje en paz.

En nuestras manos y en nuestra voluntad está el destino de este país, que puede ser el destino de una o de varias generaciones, como ha sido el de Cuba.

La multitud que salió a las calles de Caracas el pasado sábado y las que en toda la campaña han plenado las de Maracaibo, Valencia, Mérida y demás capitales y poblaciones de Venezuela, tienen el patriótico DEBER de salir de nuevo el próximo domingo y de no abandonarlas hasta que el triunfo haya sido reconocido por el gobierno comunista.

A las cuatro de la tarde, pero también en la mañana, las calles de este país deben ser un hervidero de personas dispuestas a vivir de manera libre, conquistando su libertad de independencia con la decisión de esa voluntad libre, regida por la libertad interior o libre albedrío que el Creador nos regaló en el momento cuando nos hizo a su imagen y semejanza.

Venzamos el miedo aceptándolo pero superándolo. Cobarde es quien no supera su miendo; valiente es quien lo vence.

Con la ayuda de El Señor y la protección de su Santísima Madre y Madre nuestra

CON EL CORAZÓN EN LO ALTO, A POR LA LIBERTAD, LA PAZ Y LA DEMOCRACIA. ¡VIVA VENEZUELA LIBRE!

domingo, noviembre 12, 2006

ANTE LA HORA CERCANA

Al acercársenos el 3D y el normal agitarse de dudas y temores, debemos los venezolanos todos -y no sólo quienes, demócratas, aspiramos a superar la amenazante situación levantada, paso a paso, por el régimen que se ha hecho de todo el poder en el país- asumir, en primer lugar, una conducta serena que nos permita recorrer todas las condiciones que favorecen nuestras intenciones y todos los obstáculos que conforman esa amenaza.

La primera y gran condición positiva es la del logro de la unidad alcanzada por el pueblo opositor. Unidad construída en torno a quien ha demostrado ser un gran candidato: Manuel Rosales.

Las características personales de Rosales le han facilitado llegar rápidamente al corazón y a la conciencia de la gran mayoría de los venezolanos. El Candidato es un político llano. No aspira a ser líder mundial. No se cree portento de la sabiduría y no expone con baratas citas esa creencia. Es un ser sencillo, directo en su lenguaje y de fáciles respuestas que desconciertan a sus oponentes, pero sin ofenderlos. Es un hombre de paz, que no habla de fusiles, ni de batallones o pelotones. Que no insulta ni amenaza; que ofrece reconciliación a los venezolanos en vez de odios y muerte. Su mente es equilibrada, como lo es la expresión de sus sentimientos y de su valor y coraje... en fin, es un ser humano normal, con digna esposa una y bella familia.

Otra segunda condición es la de que Rosales tiene un equipo sólido. Quizás Teodoro, quien es político que conoce su asunto, se dio cuenta de esta importante circunstancia. Se trata de un equipo serio, que no está inventando soluciones mágicas o inexistentes para los problemas que debe afrontar, entre ellos -el más importante en la presente etapa electoral- el de los multiples, tramposos y tortuosos vericuetos electorales que, sin cesar y constante, va inventando este gobierno. He podido observar, de manera personal y por los medios de comunicación, que ese equipo -y por supuesto el Candidato- tienen plena conciencia de las dificultades propias del terreno en el que están actuando.

Esto, en poco tiempo, lo ha constatado el país todo y ello explica el desborde del apoyo que ha brindado a Rosales en tan poco tiempo de campaña. No tengo en la memoria caso anterior parecido. Las campañas electorales del pasado democrático alcanzaron momentos de grandes movilizaciones ciudadanas y en varias de ellas fue notable el apoyo multitudinario en favor de ciertos candidatos que luego fueron electos, pero jamás eso se produjo en apenas dos meses como en este caso de Manuel Rosales. Claro está, con la sola excepción de la elección de Rómulo Betancourt en 1958, cuando la democracia venezolana vivió, como hoy, el riesgo de perderse.

El impresionante y contundente apoyo que el país ha dado a Rosales es garantía segura de éxito electoral. Desechen los números de encuestas que, en ese sentido, puedan preocuparles. Pienso que si los responsables de las mismas se tomaran el tiempo de analizarlas debidamente, sería mucho menor la confusión que generarían. Creo sea deber de sus realizadores el no limitarse a la presentación de números fríos, sino el de realizar análisis en profundidad sobre lo que muestran las preguntas que muchas veces acompañan a tales números. Es como si un ingeniero, para el ejemplo de suelos, hace unas perforaciones para determinar la capacidad de resistencia en un terreno determinado. Las pruebas directas sobre las áreas de apoyo de las fundaciones de un edificio pueden arrojar resultados aparentemente satisfactorios respecto a la resistencia del suelo en dichos lugares. Pero el ingeniero no podría omitir en su informe al cliente que existiera un estrato de arcilla expansiva bajo la profundidad alcanzada por sus exploraciones y que cursos de agua subterránea pudieran modificar las condiciones de estabilidad general del suelo. Igualmente, se podría pensar en un ejemplo similar en el caso de un médico, de un economista o de otro tipo de profesional.

¿Y qué dicen las encuestas en sus preguntas "complementarias" que no son las meras declaraciones de intenciones de votos cuantificadas? ¿Cuál es la respuesta a preguntas como la de si los encuestados desean para Venezuela el modelo cubano? ¡Más del 90% responde negativamente! Lo mismo cuando se pregunta sobre el tema de una educación ideologizante; o de la aceptación del comunismo como sistema político, económico y social para nuestra Patria; o de la asunción por parte del Estado de la formación privativa de nuestros hijos; o sobre el control o incumbencia sobre nuestras maneras de practicar nuestras fe religiosas; o sobre el apoyo o rechazo a la propiedad privada; o sobre la inseguridad que vivimos o sobre la pobreza que padece la inmensa mayoría de nuestros compatriotas.

¿Es posible, acaso, aceptar, que con las respuestas absolutamente negativas a esas preguntas, el candidato oficial, "el tipo", pueda tener 40%, 50% o más como porcentajes favor del candidato comunista, rojo rojito a confesión suya? ¡No señor! No es posible. Y no digo que mientan los encuestadores, pero si que entiendo que su deber profesional les impone explicar, como debido, esas preguntas y sus significados en el contexto electoral de lo que se avecina para el 3 de diciembre.

Lo anterior no quiere decir que haya yo abandonado lo que he sostenido desde 1997: que éste es un proyecto para instalar definitivamente en nuestro país libertario un sistema totalitario de gobierno de signo comunista estaliniano con todas las características propias de dichos regímenes, comunes al fascismo y a todo modelo totalitario; que éste es un horrendo propósito para, con el apoyo económico y la posición geopolítica de Venezuela, desatar, en la humanidad toda, una guerra bihemisférica, que enfrente al Sur pobre y subdesarrollado (en vías de ulterior subdesarrollo) a un Norte cada vez más desarrollado y avanzado en todas las manifestaciones de la cultura y del saber y, en particular, en las ramas de la ciencia y la tecnología, al mismo tiempo que enfrentar un Oriente que se siente cultural y religiosamente menospreciado por un Occidente altivo e insensible a sus necesidades humanas y espirituales.

Tampoco quiere decir ésto, que crea ahora que la vía electoral es un camino libre de obstáculos, de trampas que ya hemos experimentado y de graves amenazas contra las vidas de todos nosotros, quienes combatiremos hasta el fin contra este alocado "proyecto". No. Pero si siento que en Manuel Rosales hemos ¡al fin! encontrado ese ARIETE, que puede derrumbar la puerta de la fortaleza en la que se atrinchera el régimen, siempre que cuente con todo nuestro apoyo, nuestro irrestricto apoyo, en la calle o dónde sea, para librar a Venezuela del horror que la amenaza.

¿Nos atreveremos? ¡Tengo la convicción de que si lo haremos!